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sábado, 20 de septiembre de 2008

"Cultura Matris de la Civilización Andina"

PANORAMA HISTORICO CHAVIN DE HUANTAR
 Del Libro de Julio Olivera "Caminando por los Pueblos del perú"

             Un escenario tan exultante y próvido como es la sierra de Ancash, no podía ser menos que la cuna de una gran cultura. El embeleso que produce la admiración de sus maravillas suscita el ejercicio de la mente y, es fuente emotiva de riquísimos matices.

 

    Pude apreciar este escenario y captar las marabillas de sus encantos, cuando fui becado al "Proyecto Chavin", como arqueólogo de campo, juntamente con los investigadores Luis Gullermo Lumbreras, Hernán Amat Olasabal, Hugo Ludeña Restaure, Maria Luisa Comini, Banderhunder y Marcela Rios. Trabajamos por varios años en este proyecto de reconstrucción y cateo, donde encontramos muchas galerias aún no descubiertas hasta aquellas épocas, (1970-75). Más adelqante fui nombrado Director del "Archivo Tello" que funsionara en la Casona de San Marcos del Parque Universitario. Empecé a publicar el "Catálogo del Archivo" y me enteré de que el gran Sabio Julio C. Tello, como padre de la Arqueologia Peruanam fue  el primero en llamar a Chavin, "Cultura Matris de la Civilización Andina".


       Los aluviones y ventisqueros, los animales salvajes, las hordas guerreras y la insalubridad de las tierras cálidas obligaron al hombre a morar en las cumbres. Alguna que otra campiña ofreció su riqueza y el contrafuerte andino para su seguridad.

 

  Y surgió Chavín. Por encima, del nevado de Cahuish ofrecía su pedestal a los cóndores y al pie de las vegas de San Marcos  y Pomachaca rondaba el jaguar. Y mito y divinidad se dieron cita en un templo que desafía la eternidad. Un cielo amplio y especular, sobre el que el cóndor hace acrobacias y da a la fantasía vuelos raudados, una campiña munificente que avanza a la Selva cada vez más sortílega dieron su tónica a la cultura. Y la laguna de Querochota pulcra y soñadora hecha de rocíos crepusculares y de espejismos de aurora guarda la leyenda de hombres gigantes nacidos de sus aguas.   

                      

     A lo largo de toda la cordillera las lagunas señorean y dieron a surgir a una y otra estribación a pobladores afines, Chiquián y Aija al pie de  Conococha, Chavín y Recuay a uno y otro lado de Querococha, Huaraz al pie de las lagunas de Tullpa-raju, Mancaruri, Cojup, Colotacocha y Taurapampa; Caraz y Chacas a uno y otro lado de Aquia-cocha; Yungay y Yanama a uno y otro lado de Llanganuco;  Caraz y Pomabamba a uno y otro lado de Parón y Yuracocha; Corongo al pie de la laguna de Acuán; Tauca y Llapo al pie de las lagunas de Tuctubamba y Vicos; Cabana,Bolognesi, Huandoval y Pallasca al pie de las ocho lagunas de Pusacocha. A los pobladores vecinos de estas lagunas se les llamó “Cocha-runacunas” o “Cochacunas”, con arreglo a la semántica del lenguaje y a la naturaleza que designa o nombra según la filogenia del idioma. Los españoles foráneos a la fonética quechua los llamaron “Conchucos”y con este nombre se ha dado a conocer la nación pre-incaica que tuvo por capital Chavín.

 

    “Huarica”, ruinas pre-incas que quedan a la cabecera del río Manta en Cuzca, provincial de Corongo, es una cumbre por donde asoma el sol; las antiguas poblaciones, como Querobamba, Hualla y Churtay lo dieron a llamar así por la aurora por allí anuncia el día para toda la región. Igual aconteció en el Callejón de Huaylas. “Huari”, es el oriente por donde amanece. Más tarde el mito y la leyenda hacen su obra y estructuran la abstracción del vocablo y  la palabra “huari” llegó a significar lo primitivo, lo oriundo, es decir que de sus cumbres irradia la cultura (Huamán Poma). En efecto Chavín en Huari, Pumacayán en Huaraz, Yayno en Pomabamba, Churtay en Corongo, Pashash en Cabana, Pambagua en Pallasca, Taule en Conchucos son los centros custodios de la cultura.

 

    Todas estas poblaciones se establecieron a una altura superior a los 3 mil metros, desde allí incursionaban a las partes templadas donde el maíz y la papa se dan ubérrimos. A` esta zona intermedia entre la puna y las tierras cálidas o yungas se les llamó  quichua”, vocablo que ahora mismo sirve para denominar en Ancash a las zonas templadas. En estas regiones la agricultura por rezones de medio y ambiente se desenvolvió a tal grado que no hubo palmo de terreno donde no llegara la industria del hombre y cuando faltó se hicieron andenerías o “patas” para sostener la tierra en los repechos y contrafuertes andinos. Para su comprobación bastan las andenerías de Uruchán y Cobamires en la provincial de Corongo, que suben a las cumbres de Guashgo en una extensión de más de15 kilómetros.

 

    Este proceso de aclimatación del hombre y tecnificación de la industria generó un sentimiento religioso por la tierra generosa y un amor entrañable que culminó con su apego, a tal grado que estas tierras labradas pasaban al “ayllu”, es decir a la familia, mientras que las de la puna conservaban el carácter comunitario. Así surgió el Ayllu.

 

    El método de cultivo de las tierras “quechuas” se extendió y sirvió el vocablo para denominar a la región, a su cultura, civilización e idioma. Decimos que el idioma Quechua es de los Conchucos porque la lengua hablada por esta nación fue homogénea en su territorio. De otro lado desde la invasión de Pachacutec hasta la llegada de los españoles no transcurrieron más de 70 años y en tan poco tiempo habría sido imposible establecer un idioma uniforme y borrar hasta las huellas del primitivo. En cambio la influencia de los Conchucos perduró muchos siglos y, su cultura se remonta a X-IV A.C. anterior a la llegadas de  Pachacutec.

 

    La primera nación quechua que se organiza se denominó “Conchucos”, con su capital; Chavín. El territorio ocupado por esta nación se extendió desde la quebrada de Rapayán, en la provincia de Huari, hasta la quebrada de Uchupampa, en la provincial de Pallasca (Santiago Márquez). Dentro de esta extensión se desenvolvió y culminó una civilización que alcanzó en el orden religioso espiritualizar la idea de Dios tras haber adorado a las fuerzas de la naturaleza representados por la serpiente el jaguar y el cóndor (falcónidas). En el orden agrícola la producción de calendarios agrícolas. En el orden social, creó el ayllu, célula familiar, sobre que reposa la organización del Estado. Y cuando la conquista, el ayllu había evolucionado a semejanza de la Europa feudal, creando una armonía social hacienda posible su convivencia democrática.

 

    Surge asi una cultura autóctona. Los vestigios de esta civilización son un testimonio elocuente del grado de perfeccionamiento a que llegó. Chavin, Pumavcayán,Coronguimarca, Pasash, Yayno y Tumpa, son los monumentos representativos de aquella cultura.

 

                   En una superficie de 30 mil metros cuadrados y a una altura de 3,0180, las construcciones se repliegan en plataformas hacia el cerro. El templo se halla asentado en la Segunda plataforma y consta de tres pisos. El material utilizado es la piedra labrada en forma rectangular; los frisos y las cornisas estaban guarnecidos de piedras grabadas, con motivos estilizados de serpientes, jaguares, falcónidas y grandes cabezas líticas clavadas en la pared, representados por personajes gigantescos con cabellera y arrugas en la cara, caracterizados por serpientes. En el interior una profusión de salas y galerías Cruzan el edificio y en un extremo el santuario tiene suspendido en su bóvedas el “Lanzón”, señor del templo. Las paredes interiores del santuario, supuestamente estaban revestidas por láminas de plata o tapizados por paños o lienzos finísimos.

 

Todo el edificio es de piedra pulida. Tanto las escalinatas interiores como la escala de la fachada principal son perfectas. Nivel, peso, resistencia, detalle, distribución y armonía están previstos y ofrecen el conjunto de una obra arquitectónica maestra. Una red de canales de irrigación y ventilación asegura la salubridad de la ciudadela.


El edificio ha sufrido la acción del tiempo, el impacto de varios aluviones, la ira de los extirpadores de idolatrías, la codicia de los huaqueros y de los hurtadores de piedras y no obstante esta casi intacto.

 

     Los motivos ornamentales son estilizaciones de falcónidas, del jaguar y de la serpiente. Una profusión de arabescos y simbolismos muestra el refinamiento estético de la obra. En las artes principales del edificio se han encontrado cabezas de gigantes, acaso en homenaje y recuerdo a sus héreliscos cilíndricos  epónimos. Por sobre las portadas de honor las estelas del cóndor lucen su elegancia, estatuas, obeliscos cilíndricos de piedra ricos en expresión y relieve.

 

    Una efigie zooantropomorfizada en piedra muestra al Dios Wuiracocha, el Lanzón Monolítico. Tiene la cara de un gigante, ojos de felino, nariz ancha cara pequeña, orejas grandes de las que cuelgan aretes en forma de aro, mentón pronunciado es decir como dice Lumbreras cráneo mesocéfalo, labios grandes y gruesos que dejan entrever una formidable dentadura en cuyos extremos se destacan gruesos colmillos. La ceja, las arrugas de la cara y de la frente  como de los cabellos están simbolizados por serpientes. La cabeza remata en una alta tiara con motivos de bocas estilizadas de jaguar; por entre el medio un finísimo canal baja a la cabeza y pasa la punta de la nariz. Por este conducto bajaba la sangre del altar del sacrificio para aplacar la ira del ídolo.

 

El resto del cuerpo guarda simetría con la cabeza, lleva una falcónida que remata con labores dentadas sobre el que un festón con motivos estilizados de bocas de felinos le da relieve; los dedos de las manos y de los pies, terminan en garras de falcónidas. Por la espalda multitud de relieves en forma de arabescos y por los costados de las piernas cuelgan dragones en formas de serpientes. Tan raro y terrorífico dios está intacto, en el mismo lugar en que lo colocó el pueblo que lo veneraba. El santuario ubicado en un extremo del templo es una capilla en forma de cruz, en cuyo centro esta de pie el ídolo.

 

    Joya de arte imponderable es el Obelisco de Chavín, que se halla en el museo de la Magdalena de Lima. El dios jaguar es representado en un simbolismo más idealizado. El jaguar va ocultando su fiereza en un copioso y pródigo juego y derroche de filigranas. Los colmillos del felino, las cabezas de las serpientes y las garras de las falcónidas se insinúan como motivos decorativos y no como signos terroríficos. Entra en la composición el elemento vegetal. La estela del rayo vibra por entre los motivos figurativos. El obelisco termina en cabezas estilizadas de felino y falcónida. . Hay en él un empeño de abstracción y una ansiedad espiritual claramente manifiestas.

 

    Las representaciones del supuestamente “cóndor” ocupan lugar preferente en el arte Chavín. La imaginación del artista es pródiga en la composición de motivos decorativos con las características morfológicas de éste vultúridos. La fantasía lo elevó a regiones míticas en donde el ave es el rey del universo. El cóndor desgarra a la serpiente y ahuyenta al jaguar o felino. Es el dios tutelar del hombre. Epopeya y religión son los principales elementos espirituales que el artista de Chavín aprovecha en sus creaciones.

 

    Son muchas las representaciones de falcónidas, pero para los fines de nuestra labor bastará que nos ocupemos de las más representativas. La Estela Raymondi tiene la cabeza de un felino con un cuerpo de arrogante expresión, que remata en tres penachos, apreciándose los pies de un ser humano y las puntas de dos alas. Una gran tiara reproduce las cabezas de jaguar; los brazos del ídolo sostienen enormes lanzones estilizados; las manos y los pies rematan en formidables garras de cóndor. Una profusión de arabescos y de motivos serpentiformes completan la decoración y dan al dios una majestad solemne.

 

    Hay estelas de 3, 4 y 8 falcónidas. Las unas de frente y las otras de lado con las alas y la cola desplegadas. Por sobre las alas cabezas de jaguar completan la composición. En las plumas de las alas se han esculpido motivos decorativos con cabezas de jaguar, de pez y de serpientes y potentes garras y picos hacen resaltar las características de las falcónidas sobre el jaguar. Cuando las falcónidas no están grabados en obeliscos o columnas cilíndricas, sus estilizaciones sirven de cornisas en los muros de los templos y fortalezas o en su cerámica nativa.

 

    El jaguar y la serpiente medran tanto en los valles y en las punas de la sierra por lo que su presencia en el arte lítico y cerámico Chavín, no tenia que ser precisamente de la montaña. La constante presencia del cóndor, del jaguar, del pez y de la serpiente, la persistencia de los temas y de las formas evolucionadas a través de un horizonte tan dilatado y de un tiempo tan remoto muestra la unidad y originalidad, es decir la idea directriz y el sentimiento que lo sustenta y que explican un estilo orgánico en la expresión artística al punto que se manifiesta espontáneo en cualquier parte y en cualquier tiempo.

 

    Los enormes bloques como tajados a cuchillo ofrecen superficies pulidas y aristas simétricas, se superponen y entraban con precisión, y las líneas parecen fusionarse en la juntura. Planos y líneas en un escalofriante equilibrio, su serena y grave solidez, el juego escalonado de sus líneas, las fascinación de sus masas pétreas, el hieratismo de sus filos y su coloración musgosa. Magnitudes abismales de granito y turquesa, tempestades de líneas en tensión dramática, sobriedad y lujuria en  la talla y relieve se mueven como en un conjuro mágico dando a aflorar ritmos de belleza ricos en energía y voluntad. Tal la arquitectura como un himno lítico que en su melodía engarzara, la fuerza , el enigma, el ritmo y la leyenda.

 

    Lo que ocurre en la piedras sucede en la arcilla y el metal. La cerámica representó los mismos motivos simbólicos en todos sus estilos, como el Huacheksa, Gregoriano, Floral,Fotapukyo, Mosna y Chongoyape y se caracterizó por su finura y color Negro, gris, rojo o matizado, por su base plana, por sus dibujos incisos, punteados escarificados o acanalados, por su ornamentación en alto relieve que le da una impresión de estar tallada.

 

    La textileria supero las posibilidades de color y técnica. La orfebrería que se ha salvado y cuyos valores son los de Chongoyape, demuestran el progreso y el ingenio de los artesanos.

 

    El arte Chavín es el fruto de una civilización avanzada. Por ningún lado se ve el tanteo o la improvisación; por el contrario hay en él las manifestaciones y la influencia de una cultura madura y rectora, que abarcando los problemas sociales, económicos y religiosos imprimió su sello a la actividad artística al punto de crear una técnica y un estilo, con la consiguiente unidad de concepción y expresión, maestría en la concepción de la idea, en la ejecución del motivo principal y de los detalles, simetría hasta en los más abstractas y recargadas decoraciones; destreza y perfección en el trazo hasta en el material mas difícil como es la piedra, donde la perfección de las superficies de las líneas y relieves llego a su esplendor.

 Julio Olivera

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