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lunes, 22 de septiembre de 2008

Cholito tras las huellas de Lucero

Fragmento de "Cholito tras las huellas de Lucero" 

Por Óscar Colchado Lucio.

      ME DIJERON que en este pueblo de Cólcap, cruzando el río, en los pastizales de un tal Carrasco, encontraría a Lucero, mi venado. "Ahí está pastando. Yo lo he visto", me dijo ayer nomás por la tarde un hombre de Carhuamarca. Lucero, que así se llama mi animal, nunca ha salido pues de Rayan, mi pueblo. Quien se lo haya llevado lo habrá hecho con mala intención seguro. 

      Mi padrino, don Alberto Montañez, cuando me vio llorar en la quebrada, luego de haber visto mis pies llenos de ampollas, me dijo: 

      —No llores, hijo. Compra media librita de coca, y yo echaré la suerte. 

      Él fue quien le dijo al Gumercindo: "Esa muchacha de Aliso no te quiere. Finge nomás para que le compres aretes, anillos y otros lujos. El día menos pensado te dejará." Y dicho y hecho, así fue. Por eso el Gumercindo se ha ido ahora a trabajar a Jimbe. Su ayudante del camionero Bruno es. 

      Cuando le traje su coca, mi padrino después de escogerla bien, soplándola varias veces, me preguntó: 

      —¿Has traído alguna prenda de tu venado? 

      —Sí, padrino —le dije—, aquí está su cinta colorada que le puso al cuello la señorita Amelia, mi maestra, cuando era tiernito. 

      —Suficiente, hijo. Agarrando esa cinta por la punta, tres veces vas a decir el nombre de tu venado, como si le estuvieras llamando. Vamos ahora a echar la suerte poniendo toda nuestra fe, suplicándole a la milagrosa hojita que puede ver todo lo que nuestros ojos de cristiano no ven. 

      Después que yo llamé con todas mis fuerzas por su nombre a mi animalito, mi padrino alzó un puñadito de coca y haciendo una cruz sobre sus labios, sin meterlo a su boca todavía, calladito empezó a rezar, a decir en quechua cosas que yo no pude oír. 

      Mientras hacía eso, yo observaba su cara trigueña llenita de arrugas, sus dientes chiquitos gastados por la cal; su barba
chorreada, puntiaguda y rala; sus ojos desiguales, brilloso uno y opacado por una nube el otro. 

      Al fin, después de mirar varias veces contra el sol los huesitos de la coca, escupiendo al suelo, habló: 

      —Tienes que cruzar, hijo, dos ríos hacia el sur; por ahí lo vas a encontrar.

      HABÍA salido de mi pueblo con lluvia cuando negras nubes se deshacían en un cielo que no era cielo. "Ponte tu poncho y lleva harta cancha para tu fiambre", me dijo mi madre antes de despedirme.

      El arco iris brotaba como una faja de colores en las faldas de la cordillera. De allí venía el viento rugiendo sobre las quebradas. Yo me encaminé en esa dirección a la hora en que los loros, espantados, chillaban al borde de los abismos. 

      Varios muchachos de mi pueblo me vieron bajar de la montaña hacia el río. 

      —¿A dónde va? —escuché preguntar a uno. 

      —A buscar su muerte seguro. 

      Con once años que apenas tengo, mi madre me deja nomás ir a cualquier sitio. 

Confía en mí. Sabe que puedo bastarme por mí mismo. Yo sé que se preocupa, claro, porque cada vez que debo partir a algún lugar, veo en sus ojos un brillo triste, igualito al del sol cuando se pierde tras los lejanos cerros de mi aldea. Yo me hago el desentendido entonces, como que no me doy cuenta. Y ella ya no me dice nada. Calla. Y se vuelve para que yo no la vea llorar. 

      Los otros muchachos de mi edad, jamás van solos más allá del río. Ellos aparte de pastear sus guachos o sus cabras sólo saben jugar a los choloques y matar pájaros con sus hondillas. Sus padres no les consienten hacer cosas de hombres, como barretear o tirar lampa en las chacras. "Son tiernos", dicen. Así será pues. Como yo no tengo padre que trabaje para la mantención de mi casa, tengo que hacer de todo, como los grandes; para ayudarle a mi mamita, que está delgada y pálida desde que mi hermanito el último se muriera con sarampión. 

      Al principio ella no quería que yo trabaje como ahora. "Te va hacer daño", me decía. Y sólo me dejaba desyerbar o regar. Pero yo sentía pena al verla sola abriendo la tierra con su poca fuerza. Por eso dejé de ir a la escuela. Para ayudarla. Para que mis hermanitos no se quedaran nunca de hambre; para que sus barriguitas estuvieran siempre llenas y no les dé así nomás ninguna enfermedad. 

      Ahora mi madre conversa conmigo tratándome como a alguien ya mayor. El otro día me confió que el Rosendo Cerna le había pedido que se case con él. Que le había ofrecido dizque trabajar duro para criarnos a todos. Pero que ella no pudo responderle ni con sí ni con no, porque no sabía si yo estaba de acuerdo. Aunque el Rosendo es buena gente, trabajador el cholo, yo no quiero que viva con mi mamita. Así se lo he hecho saber besándole sus manos ásperas por el trabajo. "Yo te voy a criar, ¿no ves que ya soy un hombre?", le he dicho. Y ella, dejando caer sus lagrimas frías, me ha besado en mi frente, en mis ojos, acariciando mi pelo.

OSCAR COLCHADO LUCIO

SÍNTESIS DE NUESTRA HISTORIA REGIONAL

PRIMERA PARTE:
EL DESARROLLO AUTÓNOMO
(12000 a.C. – 1532 d.C.)

Por: Mg. José Antonio Salazar Mejía

En Guitarrero comienza nuestra historia
Remitámonos al año doce mil antes de nuestra era (12000 a. C.). Es la época en que data la presencia inicial del hombre ancashino. Su paso se registra en distintas cuevas de nuestra cordillera; en una de ellas, Guitarrero, frente a Mancos, en Yungay, el arqueólogo norteamericano Thomas Lynch, el 1 de junio de 1968 inició sus investigaciones y entre otros hallazgos importantes, encontró los restos óseos de una mujer de aquella época, un pedazo de maxilar y una clavícula. Esta mujer fue miembro de un grupo nómade, dedicado a la caza y a la recolección. 

Científicamente, se tratarían de los restos del peruano más antiguo, pues los datos que hablan de peruanos de 14, 18 o 20 mil años de antigüedad, no han sido confirmados por la ciencia. La gente que en aquel tiempo llegó a nuestra tierra sólo conocía el uso del fuego, la piedra y la palabra. En este suelo, descubrirían con el paso del tiempo, ciencia y tecnología. A partir de lo investigado por Lynch, podemos elaborar el siguiente cuadro:

TECNOLOGÍA Y CIENCIA ANDINA DESCUBIERTA EN ANCASH
AÑO TECNOLOGÍA CIENCIA
(8000 a.C.)
  • La Cestería (canastas, sogas y redes).
  • La Horticultura (ají y frijoles). 5000 a.C.
  • Domesticación de animales. (El cuy y el allko).
  • La medicina (Uso de plantas medicinales). 4000 a.C.
  • La textilería. (Uso de lana de alpaca).
  • Cultivo del maíz y el algodón.
  • La astronomía (Constelaciones brillantes y oscuras). 3000 a.C.
  • Las matemáticas (Geometría).
  • La arquitectura (Templos). 2500 a.C.
  • La metalurgia. (oro, plata y cobre). 2000 a. C.
  • La ingeniería (Andenes y canales). 1500 a. C.
  • La cerámica.
Los Gavilanes

Hacia el año 4 000 a.C. en las costas de Huarmey, se desarrolló el cultivo del maíz. Con el correr del tiempo, ese cultivo se hizo masivo. Las variedades halladas son el proto confite morocho, confite chavinense y proto kulli. Los pobladores de las aldeas huarmeyanas fueron innovadores, pues desarrollaron una efectiva técnica de conservación de los alimentos. Ellos cavaron grandes pozas en la arena y reforzaron sus paredes con piedras. Allí enterraron los excedentes del maíz; el que de este modo era preservado de los gorgojos.

Las Haldas

Cerca a Casma, en la playa, los antiguos habitantes del lugar construyeron hacia el año 3200 a.C. un templo en forma de pájaro con el pico inclinado hacia el mar, en actitud de beber de sus aguas. El templo de las Haldas está considerado el edificio antisísmico más antiguo del  mundo, pues al interior de sus paredes colocaron cestos repletos de piedras; cuando ocurrían los sismos, las piedras se acomodaban en los cestos, reduciendo de este modo el efecto de la vibración que podía derribar las paredes del edificio.

La Galgada

Por el 3000 a.C. surge como aplicación de la tecnología y la ciencia andina descubierta en nuestra región, el templo de La Galgada, pirámide trunca de 16 m. de alto, que tiene cinco pisos, y se halla en la provincia de Pallasca. De aquí dimana el culto al fuego, expresado en el templo circular con un fogón hundido, culto que se extiende hacia la selva, a Kotosh; al Callejón de Huaylas, Tumshukaiko (Carás) y Huaricoto (Marcará); y hacia la costa, Sechín (Casma). En el otro extremo de la costa, en los límites de Ancash, en la misma época surge Caral, considerada la ciudad más antigua de América.

Sechín, pueblo agricultor

En las costas de nuestra región, un pueblo agricultor construye un gran templo hacia el año 1700 a.C. En las paredes del templo se graban figuras humanas que tienen muchas interpretaciones: una matanza entre guerreros, un templo matemático semejante al de los Mayas, un seminario de sacerdotes andinos, o una facultad de medicina. Sea cual fuere la interpretación, Sechín sucumbe ante un terrible fenómeno El Niño que inundó la región.

Chavín, punto de partida de la peruanidad
Hacia el año 1000 a.C. el hombre andino, basándose en toda la experiencia adquirida en los milenios anteriores, forja la primera cultura pan peruana: Chavín, cuya capital se halla en la provincia de Huari. Su influencia fue muy grande y duró casi mil años. Los grandes aportes de Chavín fueron:
  1. - En pensamiento andino: la reciprocidad, la redistribución, el comunitarismo y el respeto a la naturaleza.
  2. - En religión: el culto al Dios Agricultor, Guari, representado en el mal llamado “Lanzón” y en la Estela de Chavín.
  3. - En convivencia: la institución del ayllu como célula fundamental de la sociedad.
  4. - En comunicaciones: el uso de una extensa red de caminos que unieron a todo el antiguo Perú; los que dos mil años después, aún eran utilizados por los Incas.
  5. - En agricultura: el uso de andenes, canales de riego; y el cultivo masivo de la papa y el maíz.
  6. - En tecnología: la domesticación de la llama y su masiva crianza. La difusión de la metalurgia y de la cerámica.
  7. - En comercio: la institución del trueque y el establecimiento de ferias agropecuarias.
  8. - En transporte: el uso de inmensos rebaños de llamas para el traslado de alimentos y mercancías.
  9. - En el arte: el discurso, forma simbólica de escritura en la piedra.  La gran influencia de Chavín llegó hasta los Incas y pervive hasta el presente. Chavín trascendió todo el período del desarrollo independiente de la cultura andina. Se han hallado evidencias de la influencia directa de Chavín en Piura y Ayacucho, y su influencia indirecta llegó hasta el Ecuador y la Argentina.
Los desarrollos regionales

En el valle del río Santa surgen hacia el año 200 a.C. los Waras o técnicamente hablando para los arqueólogos: “Huarás blanco sobre rojo”, quienes no solamente dominaron en el Callejón de Huaylas, sino también llegaron a gran parte de la zona transandina, invadiendo incluso el gran Templo de Chavín. Esta cultura tiene una existencia de 400 años, entre el 200 a.C. y el 200 d.C. Realmente, su ocaso obedece mas bien a su paso a otra etapa superior, donde todas sus manifestaciones logran una superación realmente notable y que fácilmente se confunde con otra cultura, que la historia conoce con el nombre de Cultura Recuay.

Los Recuay se extendieron por todo el departamento de Ancash, hasta Cajatambo en el sur y parte de La Libertad por el norte; abarcó toda la zona de las vertientes, destacando nítidamente en Aija y llegando en la costa al valle de Casma; por el oriente abarcó toda la zona de Conchucos, donde incluso logró su más amplio desarrollo, como se aprecia en el “Caserón de Pashash”; allí hubo una Curaca tan majestuosa como el célebre Señor de Sipán. Yayno, es la expresión guerrera de los Recuay.

Sus relaciones con los Mochikas fueron tanto comerciales como bélicas. A lo largo de 500 años, Recuay impidió que los Mochikas sean los conquistadores de los valles interandinos; pero no pudieron impedir que dominen en los valles costeños de Santa, Nepeña y Huarmey.

Recuay generalizó el comercio entre los pueblos de la costa y de la montaña, sirviendo de nexo entre ellos. Se traía pesca y algodón de la costa y se intercambiaba con lana y tubérculos. De la selva se conseguía la hoja sagrada de la coca, frutas y plantas medicinales.

El paso de los Wari
El ocaso de los Recuay marca la llegada a nuestro suelo de los guerreros y comerciantes Wari, llegados del sur. Ellos influyen en nuestra zona cerca a tres siglos, entre los años 700 y 900 d.C.; y como llegaron se fueron. Recuerdo de la presencia Wari son el mausoleo de Willkahuaín y la ciudadela de Honkopampa, en Carhuás. A partir de ellos, se cambió la costumbre funeraria, pues desde los tiempos pre Chavín hasta la época Recuay, en nuestra zona se acostumbraba enterrar a los muertos en tumbas ocultas bajo suelo. Los Wari portaban en sus emblemas la imagen de Wiracocha, que es la misma de nuestro antiguo dios Guari.

Los reinos locales

El fin de la influencia Wari marca ya el florecimiento de otras expresiones regionales. Surgen los Waras y los Huaylas en el valle del Hatun Mayu (Río Santa); los Pincu, Piscobambas y Konchucos en la zona transandina. Ellos crean las nuevas expresiones culturales como el culto al Llulla Waraq Koyllur o el Lucero del Amanecer, Dios de los Huaras y Huaylas, venerado en el santuario de Pumacayán en Huarás; y el culto a Qatequill, el Dios que era la representación del día, cuyo ídolo mitad oro y mitad piedra era venerado por Konchukos y Huamachukos.

En esos tiempos, 1200 años d.C. en la costa dominaban los Chimú, quienes construyeron la gran fortaleza de Paramonga, en los límites de su territorio. Los habitantes de la costa, comerciaban con los pueblos de la sierra, y éstos con los de la floresta.

La efímera presencia Inka
En el año 1460 d.C. llegan los Inkas a nuestras tierras. Waras, Huaylas, Piscobambas y Konchukos deponen sus enemistades para así, juntos, enfrentar al invasor. Se inicia una cruenta lucha que dura doce largos meses. Al fin, vence el poderío de los Qosqueños. Tupak Inca Yupanqui, hijo del sabio Pachaqutek anexó estos reinos a
l Tahuantinsuyo.

Los Inkas impusieron a su Dios, el Inti, pero supieron respetar las antiguas creencias de los habitantes del lugar. Como escarmiento por la resistencia de los Pumabamba o Pumawamba (meseta donde abundan los pumas) fueron trasladados al Hanan Cusco, al barrio de Kharminka y en su reemplazo, llegaron a la zona los fieros Cañaris del norte, de la zona de Quito.

Para impedir que se puedan rebelar los pueblos conquistados, el nieto de Pachaqutek, el Inka Huayna Qapaq, toma por esposas a las Quraqas de los Huaylas y de los Waras: Kuntur Wachu y Anas Colque, con lo que se selló la alianza entre vencedores y vencidos. De estos matrimonios nacerían Quispe Sisa (Inés Huaylas) y Paullo Inca, respectivamente. Huayna Qapaq moriría poco después por un mal desconocido, era la viruela, traída por sus emisarios quienes habían tomado contacto con los españoles en un viaje a Panamá y allí se infectaron. Durante la guerra civil entre los hijos de Huayna Qapaq, los quraqas de nuestros reinos toman partido por el bando de Atahuallpa, aportando su esfuerzo al triunfo de éste.

SEGUNDA PARTE:
EL PERIODO DE LA DOMINACIÓN (1533 d.C. - ...)

La presencia española
En enero de 1533 los españoles llegan a nuestro suelo. Es un grupo al mando de Hernando Pizarro que va a Pachakamak en busca del oro del rescate. Como el Inka aliado de los Huaylas está prisionero en poder de los europeos, la orden es recibirlos y dejarlos pasar. Los Conchucos, ajenos a este pacto hostilizaron desde un inicio a los extranjeros.

En 1534 Pizarro nombra Encomendero a Sebastián de Torres a quien cede Lurin Huaylas y Conchucos. Este encomendero es asesinado cuatro años después por los Conchucos y Pizarro envía para tomar venganza a Francisco de Chávez quien hace matar a 600 niños menores de tres años. Ante esta brutalidad, nuestros antepasados redoblan las hostilidades contra los invasores europeos.

Reducciones y Obrajes 

Con la llegada de los misioneros católicos, se inicia la extirpación de idolatrías, nombre con el que se conoce la total destrucción de las huacas y sus santuarios.

En 1572 se les obliga a abandonar los ayllus, para ir a vivir a las llamadas Reducciones de Indios. 

Esto sucede en el gobierno del Virrey Toledo, el mismo que hizo matar al Inka Tupak Amaru I. Uno a uno se crean los primeros pueblos mestizos, con la imposición política y religiosa. En la zona de Conchucos, nace Pomabamba bajo la advocación de San Francisco, Corongo con San Pedro, Huari con Santo Domingo; en el Callejón de Huaylas, Yungay tiene a Santo Domingo como patrón, Carás y Recuay a San Ildefonso, Carhuás a San Pedro y Huarás a San Sebastián. Cada pueblo tiene Obrajes, verdaderos centros de explotación indígena, donde se les obligaba a confeccionar burdos tejidos a telar.

La resistencia ideológica

El pueblo andino suplantó el culto a sus antiguos dioses, en la veneración a los santos cristianos. Se aprovechó la organización de las Cofradías, pues en ellas habían semejanzas con la estructura de sus ayllus.

La resistencia ideológica se hace más latente y surgen conatos de rebelión. Los Siglos XVII y XVIII son un continuo batallar lleno de alzamientos, conatos y revueltas en todos los pueblos de la región. Mérito especial tienen los pueblos de Conchucos, quienes nunca se dejaron sojuzgar. Un gran represor, el capitán español Fernando de Norabuena, escribió al Virrey: “en todo el reino no hay gente más guapa e insolente que la de Conchucos”.

Campanas de la libertad

A fines del siglo XVIII las sequías y las heladas generan una serie de revueltas. En 1780 año del alzamiento de Tupak Amaru II, en estas tierras se produjeron diez levantamientos, lo que motivó que en la casa del representante de la Corona Española, en Carhuás, se clavara esta proclama: “Si en el sur hubieron dos Tupak Amaru, aquí se levantarán doscientos”.

A inicios del Siglo XIX, los ecos de las ideas liberales puestas en boga en Europa llegan a nuestra región. Son los sacerdotes quienes desde 1804 se empeñan en difundir las ideas de emancipación y de libertad entre los pueblos de los por entonces llamados Corregimientos de Huaylas y Conchucos. El 25 de marzo de 1815, el cura Mariano Robles se levanta en Huarás, siendo reprimido bárbaramente. Un año antes de la llegada de San Martín al Perú, sus espías recorrieron la región estableciendo sólidos lazos con los patriotas huaylinos y conchucanos.

1820 es el año en el que se proclama la independencia en Huarás y en los pueblos de Huaylas. Waqra, hoy llamada Pueblo Libre, cerca a Carás fue el primer pueblo en declararse a favor de la libertad en noviembre de ese año. 
A órdenes del Libertador San Martín, llega a Huarás el Coronel Enrique Campino quien el 29 de noviembre derrota a la guarnición española a mando de Coronel Clemente Lantaño. Enseguida, el prócer huarasino Juan de Mata Arnao proclama la Independencia en la capital del Partido de Huaylas y es nombrado Gobernador del Partido. 

Él es la primera autoridad independiente. Desde ese día, nuestro pueblo nunca más fue dominada por los realistas. En las semanas siguientes, los pueblos de Huari, Pomabamba y Corongo también proclamaron su independencia del yugo español. 

Los pueblos de la costa lo hicieron con anterioridad, en noviembre. En febrero de 1821 llega como Presidente del Departamento de Huaylas, el General Toribio de Luzuriaga y Mejía, realizando una magnífica labor. A fines de año recibió el honor de ser nombrado Primer Gran Mariscal del Perú e incorporado a la Orden del Sol.

Bolívar en nuestra tierra

En 1823 el Ejército Libertador asienta su plaza entre Huarás, Yungay y Carás. Sucre y Bolívar planeaban dar la batalla final a los ibéricos, en el norte de nuestro departamento, en la zona de Conchucos, para lo cual ordenan dejar el sur y centro de Huaylas, como tierra arrasada. Por el apoyo prestado a la causa de la libertad, Huarás, a nombre de todos los pueblos del departamento, recibe del Congreso Constituyente el título de “La muy generosa Ciudad” el 18 de enero de ese año.

A mediados de 1824 el Ejército Libertador deja nuestro suelo, convencidos sus jefes de que jamás los españoles vendrían a dar batalla en estas tierras. Cientos de habitantes de los pueblos del Callejón de Huaylas y de Conchucos lucharon en las jornadas gloriosas de Junín y Ayacucho. Es más, el ejército libertador estaba conformado mayoritariamente por soldados Venezolanos y Colombianos; los pocos peruanos que se enrolaron en él, fueron en su mayoría, nuestros abuelos.

La gran frustración

Si San Martín pretendió imponer una Monarquía Constitucional, Bolívar impuso la República Oligárquica, respetando a los españoles y a sus descendientes sus derechos y privilegios. Ellos se convirtieron en hacendados en la sierra y continuaron con su política de explotación a los verdaderos dueños del Perú, los “indios”. 

Para el hombre de pueblo y para el campesino, la Independencia no significó nada; no le trajo ningún cambio. Por el contrario, surgieron nuevos abusos, pues si en la Colonia  se respetó el derecho de las comunidades campesinas a conservar sus tierras, la República permitió que los hacendados les arrebaten estas propiedades. En nuestro suelo, las comunidades de Pira, Pampas Grande, Pacllón, Ecash, entre otras, realizaron grandes sacrificios para conservar sus tierras ante la voracidad de los hacendados.

Inicios de la República

En 1828 se crea el Colegio “La Libertad” en Huarás, que fue cuna de múltiples generaciones de intelectuales. De todas las provincias llegaban a Huarás lo mejor de su juventud, a estudiar en este Alma Mater del saber huaylino.

La Confederación Perú Boliviana fue un esfuerzo por unir al Perú con el antiguo Alto Perú, Bolivia. Chile vio que esa unión le era peligrosa y apoyó a militares descontentos como Gamarra y Castilla, para romper la unidad. Pronto se desató la guerra que tuvo su epílogo en la Batalla de Yungay, junto al río Ancash, el 20 de enero de 1839, con el desmembramiento de la Confederación. El vencedor, General Agustín Gamarra, se le ocurrió cambiar el nombre de Huaylas por el de Ancash, a nuestro departamento, para perpetuar la memoria de su efímero triunfo.

En manos de la oligarquía

En los siguientes treinta años, nuestro país fue tomado a saco por las pocas familias ricas que se hicieron del poder. Ellas sentaron las bases para que el sistema de injusticia se enseñoree en el Perú. Negociaron con la deuda externa, inventaron una falsa deuda interna para enriquecerse aún más y dilapidaron los recursos naturales, entregándolos a precio de ganga al capital inglés. En la sierra, los hacendados hacían y deshacían a su antojo, sin ley ni autoridad que los juzgue o controle.

La guerra del salitre

Conocida la declaratoria de la Guerra por parte de Chile, en Huarás se reunió la población entera el 12 de abril de 1879 y acordó apoyar la defensa de la Patria con todos sus recursos: hombres, acémilas, víveres y dinero. Lo mismo hicieron los pueblos del Callejón y de Conchucos.

La guerra con Chile convocó a unos 5 mil ancashinos a las filas del ejército. A la defensa de Lima acudieron en masa, entre ellos un niño, Viviano Paredes, quien se convirtió en Héroe Nacional, al ofrendar la vida por salvar el pabellón en la batalla de San Juan, el 13 de enero de 1881.

Nuestro departamento se empobreció terriblemente en los cuatro años de guerra. El General Cáceres contó con gran apoyo para su Campaña de la Breña. En Huarás se organizó el Ejército del Norte teniendo entre sus jefes al Coronel Leoncio Prado. En Huamachuco, el 10 de julio de 1883, decenas de ancashinos perdieron la vida heroicamente en defensa de la patria, como el joven teniente huaylino Germán Alva Jurado, abanderado del Batallón “Pucará”.

La revolución campesina

En 1885 todo Ancash se vio conmocionado con la Revolución Campesina que dirigió el Alcalde de Marián Pedro Pablo Atusparia y que durante ocho meses puso en manos de los campesinos seis provincias del Callejón de Huaylas. La revolución se inicia el 3 de marzo en Huarás y luego se extiende captando la adhesión de líderes de la talla de “Uchcu Pedro” en Carhuás y José Orobio en Yungay.

Heroicas jornadas de lucha se desarrollaron en esta revolución, así tenemos la reconquista de Yungay por el ejército los días 28 y 29 de abril, la toma de Huarás el 3 de mayo y la batalla de Huarupampa el 11 de ese mes.

Para debelar esta revolución, el ejército tuvo que quitar la vida de cerca a 10 mil hombres del campo. Ese mismo ejército que dos años atrás no pudo con los chilenos, se ensañó con sus paisanos.

Las claras repercusiones de esta gesta precursora, aún se dejan notar hoy en día. Esta revolución campesina, antecedió en 25 años a la Revolución Mexicana; y 32 antes de la revolución soviética, en Huarás se instituyó el doble mando: el político (Atusparia) y el militar (“Uchcu Pedro”).

Quienes se oponen a calificar como revolución a esta gesta olvidan que toda revolución supone cambios radicales y en Ancash sí se dieron cambios radicales, principalmente en la mentalidad de los campesinos que a partir de Atusparia nunca más permitieron ser humillados por los poderosos.

Albores del siglo XX

En 1899 se alza la firme voz del parlamentario José Santos Morán demandando la creación de la Universidad “San Jerónimo” con sede en Huarás. Este anhelo popular sufrió un largo calvario para ver su realización, pues la universidad recién fue creada en 1997.

Al inicio del nuevo siglo, un personaje singular marca su paso por nuestra historia. Es Luis Pardo, el bandolero romántico, figura señera que encarna el afán de justicia de los desposeídos.

La década del 20 es considerada la más fructífera por el gran desarrollo de las artes, el comercio y la artesanía. La crisis de la economía mundial se expresa en la revolución aprista del 32, que tuvo su origen en Pomabamba con el Coronel Raúl López Mindreau, y marcó el inicio de la lucha social en Ancash. El epílogo de esta revuelta fue el fusilamiento de López y otros líderes: el Dr. Carlos Philipps, el Tnte. Inocencio Soto, el cabo Alberto Torres y el español Juan Alonso.

Entre el progreso y las catástrofes

El 13 de diciembre de 1941 un terrible aluvión originado en la quebrada de Qojup se abate sobre Huarás quitando la vida a 5 mil personas y borrando del mapa a la zona más próspera de la ciudad. En 1942 se aperturan las carreteras que unen Pativilca con Huarás y Huarás con Huari, vía el túnel de Cawish.

El efecto contraproducente de estos hechos, marca el fin de la industrialización de la región, pues el ingreso directo de los productos elaborados en Lima, dispara los precios de las manufacturas. Las décadas del 50 y 60 se manifiestan por el inicio del éxodo a las ciudades costeñas.

Chimbote, vive en esos años el auge económico del “boom” de la pesca. Llegó a ser el primer puerto pesquero del mundo. Contribuyó con la bonanza, la industria siderúrgica que necesitaba de mano de obra, por lo que esa ciudad se pobló de modo desmesurado.

Cuando el departamento emprendía su despegue económico, a las 3 y 25 de la tarde del 31 de mayo de 1970, todo Ancash fue destruido por el más grande terremoto de la historia del Perú. El epicentro se ubicó en el mar, frente a las costas de Chimbote. 


En la zona fallecieron cerca a 70 mil personas, entre ellas 25 mil habitantes de Yungay que perecieron al ser sepultada su ciudad por un aluvión provocado por el desprendimiento de la cornisa del pico norte del nevado Huascarán. 

Esta hecatombe significó la ruptura económica, social y cultural de nuestro pueblo. Sus serias consecuencias aún no han sido estudiadas a cabalidad y sus repercusiones todavía nos alcanzan. El gobierno creó la CRYRZA, la Comisión de Reconstrucción y Rehabilitación de la Zona Afectada, y a nivel nacional, creó Defensa Civil (hoy INDECI), para prevenir futuras catástrofes.

Ancash en el Siglo XXI

La dictadura militar de Juan Velasco no planificó la reconstrucción de la zona afectada en base a la industrialización de nuestra región.

 Aquí pudieron crearse poderosas industrias del cemento, de productos lácteos, de tintes, de curtiembre, pero nada de eso se planificó. No hubo la decisión política de hacer de Ancash un gran polo de desarrollo. 

En lo económico, a falta de industrias, la empleocracia siguió siendo el sustento del raquítico circuito comercial en el Departamento de Ancash.

Iniciado ya el nuevo milenio, el turismo es la gran esperanza de nuestro desarrollo, pues la minería, es una gran decepción. 

Sólo con el esfuerzo y la unidad de sus pueblos, Ancash encontrará el rumbo del desarrollo para alcanzar la grandeza que el destino le depara.

Aprendamos de nuestro pasado para entender el presente y planificar el futuro de nuestros pueblos.

Fuente: INC-Ancash

sábado, 20 de septiembre de 2008

"Cultura Matris de la Civilización Andina"

PANORAMA HISTORICO CHAVIN DE HUANTAR
 Del Libro de Julio Olivera "Caminando por los Pueblos del perú"

             Un escenario tan exultante y próvido como es la sierra de Ancash, no podía ser menos que la cuna de una gran cultura. El embeleso que produce la admiración de sus maravillas suscita el ejercicio de la mente y, es fuente emotiva de riquísimos matices.

 

    Pude apreciar este escenario y captar las marabillas de sus encantos, cuando fui becado al "Proyecto Chavin", como arqueólogo de campo, juntamente con los investigadores Luis Gullermo Lumbreras, Hernán Amat Olasabal, Hugo Ludeña Restaure, Maria Luisa Comini, Banderhunder y Marcela Rios. Trabajamos por varios años en este proyecto de reconstrucción y cateo, donde encontramos muchas galerias aún no descubiertas hasta aquellas épocas, (1970-75). Más adelqante fui nombrado Director del "Archivo Tello" que funsionara en la Casona de San Marcos del Parque Universitario. Empecé a publicar el "Catálogo del Archivo" y me enteré de que el gran Sabio Julio C. Tello, como padre de la Arqueologia Peruanam fue  el primero en llamar a Chavin, "Cultura Matris de la Civilización Andina".


       Los aluviones y ventisqueros, los animales salvajes, las hordas guerreras y la insalubridad de las tierras cálidas obligaron al hombre a morar en las cumbres. Alguna que otra campiña ofreció su riqueza y el contrafuerte andino para su seguridad.

 

  Y surgió Chavín. Por encima, del nevado de Cahuish ofrecía su pedestal a los cóndores y al pie de las vegas de San Marcos  y Pomachaca rondaba el jaguar. Y mito y divinidad se dieron cita en un templo que desafía la eternidad. Un cielo amplio y especular, sobre el que el cóndor hace acrobacias y da a la fantasía vuelos raudados, una campiña munificente que avanza a la Selva cada vez más sortílega dieron su tónica a la cultura. Y la laguna de Querochota pulcra y soñadora hecha de rocíos crepusculares y de espejismos de aurora guarda la leyenda de hombres gigantes nacidos de sus aguas.   

                      

     A lo largo de toda la cordillera las lagunas señorean y dieron a surgir a una y otra estribación a pobladores afines, Chiquián y Aija al pie de  Conococha, Chavín y Recuay a uno y otro lado de Querococha, Huaraz al pie de las lagunas de Tullpa-raju, Mancaruri, Cojup, Colotacocha y Taurapampa; Caraz y Chacas a uno y otro lado de Aquia-cocha; Yungay y Yanama a uno y otro lado de Llanganuco;  Caraz y Pomabamba a uno y otro lado de Parón y Yuracocha; Corongo al pie de la laguna de Acuán; Tauca y Llapo al pie de las lagunas de Tuctubamba y Vicos; Cabana,Bolognesi, Huandoval y Pallasca al pie de las ocho lagunas de Pusacocha. A los pobladores vecinos de estas lagunas se les llamó “Cocha-runacunas” o “Cochacunas”, con arreglo a la semántica del lenguaje y a la naturaleza que designa o nombra según la filogenia del idioma. Los españoles foráneos a la fonética quechua los llamaron “Conchucos”y con este nombre se ha dado a conocer la nación pre-incaica que tuvo por capital Chavín.

 

    “Huarica”, ruinas pre-incas que quedan a la cabecera del río Manta en Cuzca, provincial de Corongo, es una cumbre por donde asoma el sol; las antiguas poblaciones, como Querobamba, Hualla y Churtay lo dieron a llamar así por la aurora por allí anuncia el día para toda la región. Igual aconteció en el Callejón de Huaylas. “Huari”, es el oriente por donde amanece. Más tarde el mito y la leyenda hacen su obra y estructuran la abstracción del vocablo y  la palabra “huari” llegó a significar lo primitivo, lo oriundo, es decir que de sus cumbres irradia la cultura (Huamán Poma). En efecto Chavín en Huari, Pumacayán en Huaraz, Yayno en Pomabamba, Churtay en Corongo, Pashash en Cabana, Pambagua en Pallasca, Taule en Conchucos son los centros custodios de la cultura.

 

    Todas estas poblaciones se establecieron a una altura superior a los 3 mil metros, desde allí incursionaban a las partes templadas donde el maíz y la papa se dan ubérrimos. A` esta zona intermedia entre la puna y las tierras cálidas o yungas se les llamó  quichua”, vocablo que ahora mismo sirve para denominar en Ancash a las zonas templadas. En estas regiones la agricultura por rezones de medio y ambiente se desenvolvió a tal grado que no hubo palmo de terreno donde no llegara la industria del hombre y cuando faltó se hicieron andenerías o “patas” para sostener la tierra en los repechos y contrafuertes andinos. Para su comprobación bastan las andenerías de Uruchán y Cobamires en la provincial de Corongo, que suben a las cumbres de Guashgo en una extensión de más de15 kilómetros.

 

    Este proceso de aclimatación del hombre y tecnificación de la industria generó un sentimiento religioso por la tierra generosa y un amor entrañable que culminó con su apego, a tal grado que estas tierras labradas pasaban al “ayllu”, es decir a la familia, mientras que las de la puna conservaban el carácter comunitario. Así surgió el Ayllu.

 

    El método de cultivo de las tierras “quechuas” se extendió y sirvió el vocablo para denominar a la región, a su cultura, civilización e idioma. Decimos que el idioma Quechua es de los Conchucos porque la lengua hablada por esta nación fue homogénea en su territorio. De otro lado desde la invasión de Pachacutec hasta la llegada de los españoles no transcurrieron más de 70 años y en tan poco tiempo habría sido imposible establecer un idioma uniforme y borrar hasta las huellas del primitivo. En cambio la influencia de los Conchucos perduró muchos siglos y, su cultura se remonta a X-IV A.C. anterior a la llegadas de  Pachacutec.

 

    La primera nación quechua que se organiza se denominó “Conchucos”, con su capital; Chavín. El territorio ocupado por esta nación se extendió desde la quebrada de Rapayán, en la provincia de Huari, hasta la quebrada de Uchupampa, en la provincial de Pallasca (Santiago Márquez). Dentro de esta extensión se desenvolvió y culminó una civilización que alcanzó en el orden religioso espiritualizar la idea de Dios tras haber adorado a las fuerzas de la naturaleza representados por la serpiente el jaguar y el cóndor (falcónidas). En el orden agrícola la producción de calendarios agrícolas. En el orden social, creó el ayllu, célula familiar, sobre que reposa la organización del Estado. Y cuando la conquista, el ayllu había evolucionado a semejanza de la Europa feudal, creando una armonía social hacienda posible su convivencia democrática.

 

    Surge asi una cultura autóctona. Los vestigios de esta civilización son un testimonio elocuente del grado de perfeccionamiento a que llegó. Chavin, Pumavcayán,Coronguimarca, Pasash, Yayno y Tumpa, son los monumentos representativos de aquella cultura.

 

                   En una superficie de 30 mil metros cuadrados y a una altura de 3,0180, las construcciones se repliegan en plataformas hacia el cerro. El templo se halla asentado en la Segunda plataforma y consta de tres pisos. El material utilizado es la piedra labrada en forma rectangular; los frisos y las cornisas estaban guarnecidos de piedras grabadas, con motivos estilizados de serpientes, jaguares, falcónidas y grandes cabezas líticas clavadas en la pared, representados por personajes gigantescos con cabellera y arrugas en la cara, caracterizados por serpientes. En el interior una profusión de salas y galerías Cruzan el edificio y en un extremo el santuario tiene suspendido en su bóvedas el “Lanzón”, señor del templo. Las paredes interiores del santuario, supuestamente estaban revestidas por láminas de plata o tapizados por paños o lienzos finísimos.

 

Todo el edificio es de piedra pulida. Tanto las escalinatas interiores como la escala de la fachada principal son perfectas. Nivel, peso, resistencia, detalle, distribución y armonía están previstos y ofrecen el conjunto de una obra arquitectónica maestra. Una red de canales de irrigación y ventilación asegura la salubridad de la ciudadela.


El edificio ha sufrido la acción del tiempo, el impacto de varios aluviones, la ira de los extirpadores de idolatrías, la codicia de los huaqueros y de los hurtadores de piedras y no obstante esta casi intacto.

 

     Los motivos ornamentales son estilizaciones de falcónidas, del jaguar y de la serpiente. Una profusión de arabescos y simbolismos muestra el refinamiento estético de la obra. En las artes principales del edificio se han encontrado cabezas de gigantes, acaso en homenaje y recuerdo a sus héreliscos cilíndricos  epónimos. Por sobre las portadas de honor las estelas del cóndor lucen su elegancia, estatuas, obeliscos cilíndricos de piedra ricos en expresión y relieve.

 

    Una efigie zooantropomorfizada en piedra muestra al Dios Wuiracocha, el Lanzón Monolítico. Tiene la cara de un gigante, ojos de felino, nariz ancha cara pequeña, orejas grandes de las que cuelgan aretes en forma de aro, mentón pronunciado es decir como dice Lumbreras cráneo mesocéfalo, labios grandes y gruesos que dejan entrever una formidable dentadura en cuyos extremos se destacan gruesos colmillos. La ceja, las arrugas de la cara y de la frente  como de los cabellos están simbolizados por serpientes. La cabeza remata en una alta tiara con motivos de bocas estilizadas de jaguar; por entre el medio un finísimo canal baja a la cabeza y pasa la punta de la nariz. Por este conducto bajaba la sangre del altar del sacrificio para aplacar la ira del ídolo.

 

El resto del cuerpo guarda simetría con la cabeza, lleva una falcónida que remata con labores dentadas sobre el que un festón con motivos estilizados de bocas de felinos le da relieve; los dedos de las manos y de los pies, terminan en garras de falcónidas. Por la espalda multitud de relieves en forma de arabescos y por los costados de las piernas cuelgan dragones en formas de serpientes. Tan raro y terrorífico dios está intacto, en el mismo lugar en que lo colocó el pueblo que lo veneraba. El santuario ubicado en un extremo del templo es una capilla en forma de cruz, en cuyo centro esta de pie el ídolo.

 

    Joya de arte imponderable es el Obelisco de Chavín, que se halla en el museo de la Magdalena de Lima. El dios jaguar es representado en un simbolismo más idealizado. El jaguar va ocultando su fiereza en un copioso y pródigo juego y derroche de filigranas. Los colmillos del felino, las cabezas de las serpientes y las garras de las falcónidas se insinúan como motivos decorativos y no como signos terroríficos. Entra en la composición el elemento vegetal. La estela del rayo vibra por entre los motivos figurativos. El obelisco termina en cabezas estilizadas de felino y falcónida. . Hay en él un empeño de abstracción y una ansiedad espiritual claramente manifiestas.

 

    Las representaciones del supuestamente “cóndor” ocupan lugar preferente en el arte Chavín. La imaginación del artista es pródiga en la composición de motivos decorativos con las características morfológicas de éste vultúridos. La fantasía lo elevó a regiones míticas en donde el ave es el rey del universo. El cóndor desgarra a la serpiente y ahuyenta al jaguar o felino. Es el dios tutelar del hombre. Epopeya y religión son los principales elementos espirituales que el artista de Chavín aprovecha en sus creaciones.

 

    Son muchas las representaciones de falcónidas, pero para los fines de nuestra labor bastará que nos ocupemos de las más representativas. La Estela Raymondi tiene la cabeza de un felino con un cuerpo de arrogante expresión, que remata en tres penachos, apreciándose los pies de un ser humano y las puntas de dos alas. Una gran tiara reproduce las cabezas de jaguar; los brazos del ídolo sostienen enormes lanzones estilizados; las manos y los pies rematan en formidables garras de cóndor. Una profusión de arabescos y de motivos serpentiformes completan la decoración y dan al dios una majestad solemne.

 

    Hay estelas de 3, 4 y 8 falcónidas. Las unas de frente y las otras de lado con las alas y la cola desplegadas. Por sobre las alas cabezas de jaguar completan la composición. En las plumas de las alas se han esculpido motivos decorativos con cabezas de jaguar, de pez y de serpientes y potentes garras y picos hacen resaltar las características de las falcónidas sobre el jaguar. Cuando las falcónidas no están grabados en obeliscos o columnas cilíndricas, sus estilizaciones sirven de cornisas en los muros de los templos y fortalezas o en su cerámica nativa.

 

    El jaguar y la serpiente medran tanto en los valles y en las punas de la sierra por lo que su presencia en el arte lítico y cerámico Chavín, no tenia que ser precisamente de la montaña. La constante presencia del cóndor, del jaguar, del pez y de la serpiente, la persistencia de los temas y de las formas evolucionadas a través de un horizonte tan dilatado y de un tiempo tan remoto muestra la unidad y originalidad, es decir la idea directriz y el sentimiento que lo sustenta y que explican un estilo orgánico en la expresión artística al punto que se manifiesta espontáneo en cualquier parte y en cualquier tiempo.

 

    Los enormes bloques como tajados a cuchillo ofrecen superficies pulidas y aristas simétricas, se superponen y entraban con precisión, y las líneas parecen fusionarse en la juntura. Planos y líneas en un escalofriante equilibrio, su serena y grave solidez, el juego escalonado de sus líneas, las fascinación de sus masas pétreas, el hieratismo de sus filos y su coloración musgosa. Magnitudes abismales de granito y turquesa, tempestades de líneas en tensión dramática, sobriedad y lujuria en  la talla y relieve se mueven como en un conjuro mágico dando a aflorar ritmos de belleza ricos en energía y voluntad. Tal la arquitectura como un himno lítico que en su melodía engarzara, la fuerza , el enigma, el ritmo y la leyenda.

 

    Lo que ocurre en la piedras sucede en la arcilla y el metal. La cerámica representó los mismos motivos simbólicos en todos sus estilos, como el Huacheksa, Gregoriano, Floral,Fotapukyo, Mosna y Chongoyape y se caracterizó por su finura y color Negro, gris, rojo o matizado, por su base plana, por sus dibujos incisos, punteados escarificados o acanalados, por su ornamentación en alto relieve que le da una impresión de estar tallada.

 

    La textileria supero las posibilidades de color y técnica. La orfebrería que se ha salvado y cuyos valores son los de Chongoyape, demuestran el progreso y el ingenio de los artesanos.

 

    El arte Chavín es el fruto de una civilización avanzada. Por ningún lado se ve el tanteo o la improvisación; por el contrario hay en él las manifestaciones y la influencia de una cultura madura y rectora, que abarcando los problemas sociales, económicos y religiosos imprimió su sello a la actividad artística al punto de crear una técnica y un estilo, con la consiguiente unidad de concepción y expresión, maestría en la concepción de la idea, en la ejecución del motivo principal y de los detalles, simetría hasta en los más abstractas y recargadas decoraciones; destreza y perfección en el trazo hasta en el material mas difícil como es la piedra, donde la perfección de las superficies de las líneas y relieves llego a su esplendor.

 Julio Olivera

Poemas a la Madre

A LAS MADRES ANCASHINAS 

¡Madres Ancashinas! : Dulces como las mañanas de abril;

Serenas y hermosas cual claras tardes del mes de junio;

Yo quiero que junto con mi pluma, el artístico buril

Consagre a las Madres, que acecha el desgarrador infortunio.                                       

`Madres de América!: Ritos del Evangelio de la Vida.

Por eso cantando estoy a la Madre mi mejor canción,

Y se aquieta entonces el gran dolor de la sangrante herida,

Y puedo entonces traducir los ritmos de mi corazón…

 

¡Madres de América!: Auroras dulces de la Juventud;

Simientes fecundas de los entusiastas hombres que pasan

Sonrientes con alma muy agitada de azul inquietud…

¡Rogad buenas Madres que cesen las guerras que todo arrazan!

 

¡Madres de América!: Hermanas de misteriosa sirena,

Árboles del bien son para la felicidad del mañana!

¡Madres de América!: Surcos de nueva civilización,

Para vos los ritmos melodiosos de mi mejor canción!

 

                                                              Lujáni Domunde Maraval

                                                          Julián Edmundo Henostroza

   

    MADRE

 

En este venturoso día azul

Zurcido de flores rojas y blancas;

Día amanecido de raro tul,

Escucha Madre mis palabras francas.


 ¡Madre!, amorosa alfa de Humanidad,

En este día que es flor de los días,

Despojado de humana vanidad

Sólo te ofrendo risa de alegrías.

 

¡Madre amatísima!, pan de mis hambres,

Bendito ser, razón de mi existencia.

¡Madre!, eres del cariño los estambres,

Mientras hago tu altar en mi conciencia.

 

Madre amatísima, agua de mi sed,

sigue regando surcos de mi vida.

Quisiera arpegios de todos los lied

Para cantarte mi canción sentida.

 

¡Madre!, forma de amor sin interés,

Por ser tu Día, sobre este camino,

Te eleva sus cantares mi destino

Repitiendo antiguas formas tal vez.

 

¡Madre!, constelación de mi existencia,

Que iluminas las formas de mi andanza.

Si flotan banderas de mi esperanza

Son por tus consejos de inteligencia.

 

¡Madre!, alfa amorosa de Humanidad;

Sobre mi pecho abierto de emoción,

Revientan las notas de mi canción,

Para decir ¡Madre! Con humildad.

 

¡Madre! Yo que soy solamente un hijo;

Yo, una forma de dolor humano,

Te traigo mi corazón en la mano

Por negras penas hecho un crucifijo.

 

Yo que soy dolor hecho forma humana

Sobre el mundo, qué te podré ofrecer?

Una lágrima más tal vez mañana,

Y me perdonarás el padecer.

 

El tiempo las cosas transformará;

Llegarán ínclitas formas del verso,

Pero tras las locuras del Universo,

¡Oh Madre! Tu nombre no cambiará!

 

                                Lujáni Domunde Maraval

                                    Julián Edmundo Henostroza

   

 

MADRE RECIBE MI ORACIÓN

Madre:

Desde aquella tarde tan triste,

Que en mi cuerpo se hizo dolor

Cuando de la casa saliste,

Lloro la orfandad de tu amor.

 

            Madre:

            Que abandonaste nuestra casa

            Sin decirme nada en tu muerte,

            Hay un silencio que traspasa

            Las rutas de mi amarga suerte.

 

Madre:

Que te llevaste tu calor

Dejando un vacio en la casa

Donde se ha sentido el dolor,

Tu hijo en su lloro  no se cansa.

 

            Madre:

            Que dejaste a tu hijo Edmundo

            Huérfano de tu cariño

            En las orillas de este mundo

            Llorando como un triste niño.

 

Madre:

Que guardé tu cuerpo en la tumba,

En cada octava de mi vista

Escucha mi oración que zumba

Entre las flores que te dejo.

 

            Madre:

            Hoy que te hallas en la Mansión

            Del Señor Todopoderoso,

Envíame tu bendición

En las horas de sollozo.

 

Madre:

Que te fuiste a no volver,

Derramo en cada atardecer

Mi llanto que tu no puedes ver

En mi vía crucis al recorrer.

 

            Madre:

            Recibe mi oración, mi llanto

y mi flor que en tu tumba dejo

En las octavas de mi visita

Al cementerio al atardecer.

 

                                Lujáni Domunde Maraval

                                    Julián Edmundo Henostroza