Predicar odios y exclusivismos de raza es insensatez
Por: Francisco E. Rodríguez Robles.
Periodista
EL HISTORIADOR, filósofo y generalizador que hubo en José de la Riva Agüero y Osma juzgó los diversos períodos históricos dentro del criterio de unidad. Concibió a nuestro país no fragmentariamente, sino en su integridad de fusión y mezcla.
Concibió al Perú como un país mestizo, de habla y espíritu castellanos, constituido no sólo por la coexistencia, sino por la fusión de las dos razas esenciales. “Aun los puros blancos –dijo alguna vez--, sin ninguna excepción, tenemos en el Perú una mentalidad de mestizaje derivado del ambiente, de las tradiciones y de nuestra propia y reflexiva voluntad de asimilación.
Tal concepción de integración y de síntesis mira del presente al pasado y se proyecta también al futuro del país: “La suerte del Perú –sostiene Riva Agüero en el capítulo XVII de sus Paisajes peruanos-- es inseparable de la del indio: se hunde o se redime con él, pero no le es dado abandonarlo, sin suicidarse”.
En la colección de libros de opúsculos Por la verdad, la tradición y la Patria (1937 y 1938), desmintiendo las afirmaciones que le atribuían menosprecio del factor indígena (en tradición y patria), señala: “Predicar odios y exclusivismos de raza en el Perú es tarea insensata... La convivencia, entrecruzamiento y mezcla de diferentes razas, ha constituido donde quiera, y muy especialmente en nuestro país, el proceso esencial de la civilización.”
Riva Agüero no desdeñó los aportes autóctonos, que hoy más que nunca debemos integrar de manera plena con los hispánicos para consolidar nuestra identidad nacional.
Pruebas de su amor por el incario los tenemos en su defensa y reivindicación del Inca Garcilaso, cuya obra, considerada durante todo el s. XIX como una novela o fantasía individual, recuperó, por la crítica de Riva Agüero, su valor sustancial de transmisión sincera y directa de las tradiciones históricas de la nobleza cusqueña.
Sus lecciones en la U. San Marcos, en 1918, sobre la civilización prehispánica, que años después repitió en la Universidad Católica, evidencian su admiración por el legado del Tahuantinsuyo; empero, como él lo expresara categóricamente, “la posición de todo peruano sensato ha de ser equidistante del indigenismo exclusivo y siego, y del europeísmo antiincaico”.
Tenía apenas veinte años cuando escribió una<>Carácter de la literatura del Perú independiente. Poco tiempo después apareció La historia en el Perú, escrita como tesis para el doctorado, continuada y profundizada con El Perú histórico y artístico y Civilización tradicional peruana, época prehispánica. Estas investigaciones históricas, a las que se suman las dedicadas a la Conquista, Emancipación y República, conducen el pensamiento de Riva Agüero a una posición integradora, cuyo aporte resulta fundamental para entender al Perú total, al Perú síntesis.
“Predicar odios y exclusivismos de raza en el Perú es tarea insensata...”
J. de la Riva Agüero y Osma (1885-1944)
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