CINE
El film, pese a su gran éxito, fue levantado en China. Versiones extraoficiales afirman que a las autoridades les preocupan los paralelismos entre la historia y la pantalla: una pacífica población nativa es agredida y despojada de sus tierras para explotar minerales; algo muy similar a lo que está pasando en China, donde las expropiaciones del gobierno, en las áreas rurales, está causando descontento y desplazados.
elcomercio.pe Dominical 31 de Enero del 2010
Por: Antonio Fortunic *
Salí del cine totalmente deslumbrado por la nueva tecnología en 3D que nos regala James Cameron en su muy taquillera película “Avatar”. Curiosamente, en lo último que pensaba era en la historia de corte ecologista que me acababan de narrar. Lo que realmente capturó mi imaginación fueron las enormes posibilidades que el avance de esta tecnología abre ante los espectadores y las fascinantes historias que podrán ser narradas cuando esté al alcance de la mayoría de realizadores. Más aun, no podía dejar de imaginarme cómo se habría visto, con esta fabulosa tecnología, la escena final en “Kagemusha” de Akira Kurosawa, con los caballos muriendo en cámara lenta en el campo de batalla; o la entrada a Venecia en 3D con la Quinta Sinfonía de Mahler de fondo en “Muerte en Venecia” de Luchino Visconti. Cuán extraordinario espectáculo nos hubiese dado una película con códigos posmodernos tan complejos como “Matrix”, de los hermanos Wachowski, si sus imágenes hubiesen contado con esta nueva dimensión. Y qué banquete hubiese sido “El arca rusa”, de Sokurov, y el paseo por El Hermitage al lado de Europa en un deslumbrante e inacabable plano secuencia… ¡tridimensional!
Puntos de quiebre
La historia del cine ha tenido extraordinarios puntos de quiebre que revitalizaron la industria y renovaron el arte. Luego de la invención del cinematógrafo, las multitudes acudían masivamente a las proyecciones para ver boquiabiertas cómo las pantallas les mostraban la llegada de un tren o la salida de obreros de una fábrica. Pero hubo que esperar hasta la aparición de un director como D.W. Griffith (“Intolerancia”, “El nacimiento de una nación”), quien descubrió el poder que tenía el editar esas imágenes y el jerarquizar las tomas en primeros planos, planos generales o movimientos de cámara, para que el cine empezase verdaderamente a narrar historias.
Lo mismo sucedió con la invención del cine sonoro. Cuando se estrenó “El cantante de jazz” en 1929, las multitudes acudieron masivamente a “escuchar” esta nueva tecnología. No fue, sin embargo, hasta la aparición de compositores geniales como Max Steiner (“King Kong”, “Lo que el viento se llevó”) —aquel entendió que la música, como la imagen, tenía primeros planos o planos generales— que las bandas sonoras alcanzaron todo su potencial.
Y volvió a suceder lo mismo con la aparición del color. Al principio la novedad era ver las historias a colores, pero fue solo cuando directores como Douglas Sirk (“Magnífica obsesión”, “Imitación a la vida”) empezaron a explorar la capacidad que tienen los colores para influir en nuestros estados de ánimo o decirnos cosas subliminalmente, que las historias pudieron alcanzar todo su potencial dramático.
Sin revolución
La historia que nos cuenta Cameron no tiene nada de excepcional. Fuera del enorme valor agregado de la tercera dimensión, toda su construcción narrativa ha sido usada innumerables veces. La estructura, la catarsis, la evolución del personaje, etc., pertenecen a una larga tradición que Cameron no ha querido o no ha podido revolucionar. Es por eso imposible dejar de mirar con nostalgia el futuro imaginándonos lo que podría pasar cuando los Griffiths, Steiners y Sirks de las generaciones venideras tengan esta nueva y extraordinaria tecnología al alcance de sus manos.
Sobra la resistencia
El presidente boliviano Evo Morales se ha declarado “fan” de la película que según él es una “resistencia al capitalismo”
El film, pese a su gran éxito, fue levantado en China. Versiones extraoficiales afirman que a las autoridades les preocupan los paralelismos entre la historia y la pantalla: una pacífica población nativa es agredida y despojada de sus tierras para explotar minerales; algo muy similar a lo que está pasando en China, donde las expropiaciones del gobierno, en las áreas rurales, está causando descontento y desplazados.
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