ANDARES
Escribe. José Alva
Fotos: William Zanata, PROMPERU Una leyenda de pasión, amor y guerra dio origen a los imponentes paisajes del Callejón de Huaylas: El curaca Huáscar quedó perdidamente enamorado de la hija del feroz Huaylas, curaca de una tribu enemiga. Los amantes lograron fugar hasta que fueron capturados por las tropas de Huaylas, pero no pudieron vivir separados y por gracia de los dioses quedaron convertidos en los dos nevados más hermosos del lugar, el Huascarán y el Huandoy. Se dice que los amantes hasta ahora lloran su separación y esas lágrimas heladas son las que nutren la hermosa laguna de Llanganuco.
Ambos nevados-amantes sirven como telón de fondo al inolvidable paisaje delCallejón de Huaylas, uno de los rincones más hermosos del mundo y el favorito de los turistas peruanos y extranjeros.
Cuenta la historia que los únicos extranjeros que no se llevaron un buen recuerdo de Ancash fueron los españoles que llegaron con Francisco Pizarro. Mientras se dirigían a Cusco los conquistadores soportaron una férrea resistencia en Conchucos y Huaylas, la que finalmente fue reprimida a sangre y fuego. Será por eso que Huaraz, la capital departamental, es una de las pocas ciudades peruanas que no cuenta con partida de nacimiento propiamente dicha.
En 1860 Antonio Raimondi recorrió toda esta zona, enamorado de su imponente belleza y describiendo los numerosos pisos ecológicos, poblados y ruinas arqueológicas que corren a lo largo y ancho del departamento. Pese a que el recorrido fue inverso al que realizan en la actualidad los turistas que visitan elCallejón de Huaylas, Raimondi acuñó una frase que hoy en día se canta en las famosas coplas del lugar "Yungay hermosura, Caraz dulzura, Huaraz presunción". Y describió las ingentes riquezas mineras del departamento.
Estas riquezas, empero, fueron causa de los maltratos y explotación de los naturales durante el Virreinato, provocando un conmovedor capítulo en la historia mundial de la defensa de los Derechos Humanos, cuando los curas se enfrentaron a los corregidores locales, los excomulgaron y lograron que el propio rey de España firmara una cédula amparando a los indios contra los abusos de las autoridades españolas locales.
Desde el fatídico cataclismo de 1970 que dejó en ruinas el departamento y que cobró la vida de 70 mil personas, el Callejón de Huaylas se ha convertido en un imán para los turistas peruanos y foráneos que llegan a gozar los impresionantes paisajes andinos de la cordillera tropical más alta del mundo o para realizar deportes de aventura y alto riesgo.
Para esto existe en el Callejón de Huaylas una adecuada infraestructura turística y una cómoda autopista. Sin embargo, otros hermosos rincones del departamento no pueden explotar sus recursos turísticos por no contar con carreteras adecuadamente asfaltadas que permitan el acceso masivo de los turistas.
La belleza de su paisaje, el fervor por recorrer los imponentes rincones de su geografía, la ancestral hospitalidad de su gente y el sofisticado folklore local han convertido al departamento de Ancash, en uno de los lugares más visitados por los turistas. Es por esto que ANDARES dedica este número al Callejón de Huaylas, primero, y el siguiente fascículo a otros parajes de enorme potencial turístico.
Sechín, guerreros de piedra
No hay peor camino que aquel que no se anda. Por ello nos dirigimos hacia Ancash, la cuna de la cultura Chavín y escenario de las cordilleras más bellas e imponentes del Perú. Pero previa visita a Huaraz, el corazón del circuito turístico de este departamento, nos adentramos a la provincia de Casma.
Allí encontramos el Complejo Arqueológico de Sechín, con tres mil años de antigüedad, el cual posee murallas de piedra adornadas con sus imponentes y feroces guerreros, además de viviendas, depósitos, canales de regadío y templos. Una joya arqueológica que aún preserva el misterio del modo de vida de sus moradores. Tan espectacular como su construcción, allí nos enteramos que el descubrimiento de Sechín fue un episodio histórico que tuvo como artífice a don Julio C. Tello.
El 1° de julio de 1937, Tello y sus discípulos Toribio Mejía Xespe y Hernán Ponce planearon permanecer no más de 72 horas en Casma para dar un vistazo a los restos arqueológicos del valle, antes de proseguir su viaje en un cumplidor Ford modelo "T" rumbo a Trujillo. Ellos eran el grupo de avanzada de la famosa expedición arqueológica al Marañón, organizada por la universidad de San Marcos con el apoyo financiero del millonario norteamericano Nelson Rockefeller, quien se encontraba en Lima por aquellos días y de inmediato aportó dos mil dólares (seis mil soles de la época) al enterarse del proyecto, comprometiéndose a publicar los resultados de la investigación.
Fueron por tres días y se quedaron tres meses en Casma. Mientras medían las dimensiones de las huacas ubicadas en la zona de Sechín Alto, el ayudante Víctor Dueñas, de sólo quince años, comentó a Mejía Xespe la existencia del "indio bravo", un lugar ubicado en la falda de un cerro donde los brujos de Casma realizan sus rituales.
Escrupuloso en los detalles y para no perder tiempo en recorridos inútiles, el profesor Tello sometió al adolescente a un verdadero interrogatorio, obligándolo a describir y reproducir el dibujo grabado en aquella piedra. Víctor insistió: "es un rostro de perfil que muestra los dientes con ferocidad y tiene los pelos en punta".
Ambos nevados-amantes sirven como telón de fondo al inolvidable paisaje delCallejón de Huaylas, uno de los rincones más hermosos del mundo y el favorito de los turistas peruanos y extranjeros.
Cuenta la historia que los únicos extranjeros que no se llevaron un buen recuerdo de Ancash fueron los españoles que llegaron con Francisco Pizarro. Mientras se dirigían a Cusco los conquistadores soportaron una férrea resistencia en Conchucos y Huaylas, la que finalmente fue reprimida a sangre y fuego. Será por eso que Huaraz, la capital departamental, es una de las pocas ciudades peruanas que no cuenta con partida de nacimiento propiamente dicha.
En 1860 Antonio Raimondi recorrió toda esta zona, enamorado de su imponente belleza y describiendo los numerosos pisos ecológicos, poblados y ruinas arqueológicas que corren a lo largo y ancho del departamento. Pese a que el recorrido fue inverso al que realizan en la actualidad los turistas que visitan elCallejón de Huaylas, Raimondi acuñó una frase que hoy en día se canta en las famosas coplas del lugar "Yungay hermosura, Caraz dulzura, Huaraz presunción". Y describió las ingentes riquezas mineras del departamento.
Estas riquezas, empero, fueron causa de los maltratos y explotación de los naturales durante el Virreinato, provocando un conmovedor capítulo en la historia mundial de la defensa de los Derechos Humanos, cuando los curas se enfrentaron a los corregidores locales, los excomulgaron y lograron que el propio rey de España firmara una cédula amparando a los indios contra los abusos de las autoridades españolas locales.
Desde el fatídico cataclismo de 1970 que dejó en ruinas el departamento y que cobró la vida de 70 mil personas, el Callejón de Huaylas se ha convertido en un imán para los turistas peruanos y foráneos que llegan a gozar los impresionantes paisajes andinos de la cordillera tropical más alta del mundo o para realizar deportes de aventura y alto riesgo.
Para esto existe en el Callejón de Huaylas una adecuada infraestructura turística y una cómoda autopista. Sin embargo, otros hermosos rincones del departamento no pueden explotar sus recursos turísticos por no contar con carreteras adecuadamente asfaltadas que permitan el acceso masivo de los turistas.
La belleza de su paisaje, el fervor por recorrer los imponentes rincones de su geografía, la ancestral hospitalidad de su gente y el sofisticado folklore local han convertido al departamento de Ancash, en uno de los lugares más visitados por los turistas. Es por esto que ANDARES dedica este número al Callejón de Huaylas, primero, y el siguiente fascículo a otros parajes de enorme potencial turístico.
Sechín, guerreros de piedra
No hay peor camino que aquel que no se anda. Por ello nos dirigimos hacia Ancash, la cuna de la cultura Chavín y escenario de las cordilleras más bellas e imponentes del Perú. Pero previa visita a Huaraz, el corazón del circuito turístico de este departamento, nos adentramos a la provincia de Casma.
Allí encontramos el Complejo Arqueológico de Sechín, con tres mil años de antigüedad, el cual posee murallas de piedra adornadas con sus imponentes y feroces guerreros, además de viviendas, depósitos, canales de regadío y templos. Una joya arqueológica que aún preserva el misterio del modo de vida de sus moradores. Tan espectacular como su construcción, allí nos enteramos que el descubrimiento de Sechín fue un episodio histórico que tuvo como artífice a don Julio C. Tello.
El 1° de julio de 1937, Tello y sus discípulos Toribio Mejía Xespe y Hernán Ponce planearon permanecer no más de 72 horas en Casma para dar un vistazo a los restos arqueológicos del valle, antes de proseguir su viaje en un cumplidor Ford modelo "T" rumbo a Trujillo. Ellos eran el grupo de avanzada de la famosa expedición arqueológica al Marañón, organizada por la universidad de San Marcos con el apoyo financiero del millonario norteamericano Nelson Rockefeller, quien se encontraba en Lima por aquellos días y de inmediato aportó dos mil dólares (seis mil soles de la época) al enterarse del proyecto, comprometiéndose a publicar los resultados de la investigación.
Fueron por tres días y se quedaron tres meses en Casma. Mientras medían las dimensiones de las huacas ubicadas en la zona de Sechín Alto, el ayudante Víctor Dueñas, de sólo quince años, comentó a Mejía Xespe la existencia del "indio bravo", un lugar ubicado en la falda de un cerro donde los brujos de Casma realizan sus rituales.
Escrupuloso en los detalles y para no perder tiempo en recorridos inútiles, el profesor Tello sometió al adolescente a un verdadero interrogatorio, obligándolo a describir y reproducir el dibujo grabado en aquella piedra. Víctor insistió: "es un rostro de perfil que muestra los dientes con ferocidad y tiene los pelos en punta".
En su bitácora, Tello dice que partieron a pie, que caminaron cuatro kilómetros y que atravesaron sembríos de algodón del fundo Sechín Bajo, propiedad de Mariano P. Morante. Fue así como llegaron a la falda norte del cerro Corrales, donde hallaron un bloque de granito enterrado que apenas mostraba un extremo grabado con el perfil de un guerrero de cabellos erizados. Muy cerca descubrieron otras piedras grabadas y cientos de fragmentos de cerámica.
"Esto me hizo recordar la manera como encontré en 1919 los fragmentos de piedras grabadas en Chavín de Huántar" -escribió Tello, emocionado con el hallazgo. Los trabajos continuaron. El 8 de agosto la primicia del descubrimiento fue publicada en El Comercio de Lima, encolerizando a Tello para quien "los trabajos científicos se realizan modesta y silenciosamente hasta el final, en que se dan a conocer mediante informes especiales".
Días después, el 21 de agosto, finalizaron las excavaciones con el hallazgo de 98 monolitos grabados en la fachada principal del Templo de cerro Sechín, más 76 moldes en yeso y el estudio de todo el yacimiento arqueológico de Sechín Bajo. Luego emprendieron camino hacia Moxeke, donde Mejía Xespe desenterró una de las huacas más antiguas e impresionantes de América.
Desde entonces son varias las hipótesis que tratan de explicar esa imponente construcción de piedra que contrasta con los edificios, templos y ciudadelas de adobe que abundan en toda la costa peruana.
Resulta obvio que los artistas de Sechín utilizaron los bloques de granito que abundan en los cerros de la zona. Julio C. Tello lo asoció de inmediato a la cultura Chavín, pero recientes investigaciones con fechados de radiocarbono realizadas por los arqueólogos de la Universidad Católica de Lima demuestran que su construcción supera los tres mil años de antigüedad.
Según el peruanista Henning Bischoff la obra se remonta al precerámico final. Pero el misterio perdura al contemplar la sobria representación de un guerrero de expresión feroz y rostro tatuado, ataviado con sombrero cónico, taparrabo con adornos (¿plumas?) que caen hasta la rodilla y portando una amenazante hacha.
El templo de cerro Sechín es una visita obligada para los turistas que pasan por Casma, un poblado de 30 mil habitantes dedicados a la agricultura y la pesca artesanal ubicado a 370 kilómetros al norte de Lima.
Su paciente reconstrucción, su museo de sitio y el edificio para investigaciones recibe a diario numerosos visitantes que tratan de interpretar los complejos dibujos grabados en piedra.
Turismo de altura
Luego de nuestro paseo por la historia entre los muros de Sechín reiniciamos el camino por la Panamericana Norte, hasta al desvío en la población de Pativilca para luego completar los 283 kilómetros hasta la ciudad de Huaraz.
Previamente llegamos a la intersección de Catac desde donde se puede seguir por la autopista hasta Huaraz o seguir los caminos carrozables que van hacia el Callejón de Conchucos o hacia Chiquián, corazón de la cordillera de Huayhuash.
Llegar a Huaraz es una fiesta. Niños de mejillas cuarteadas por el frío y el sol se acercan a brindar todo tipo de hospedaje. Casi nos llevan en peso. Pero escogemos uno pequeño, limpio, y necesariamente barato. Previamente, nada mejor que tomarse un "calientito" (emoliente con cañazo) para soportar el frío mañanero y para olvidar el agotador viaje.
Luego nos integramos al modo de vida de los huarasinos. Para ello -como en todos los pueblos del mundo- el mercado es el lugar donde se concentra la vitalidad y riqueza de la vida cotidiana. Así que sentados en una pequeña banca, realizada en madero de eucalipto, pudimos compartir la alegría de su gente, saborear su inolvidable caldo de cabeza, y admirar su colorida vestimenta.
Después de haber realizado una mirada-micro de la vida en Huaraz era necesaria la contraparte, dar un vistazo a toda la capital del departamento. Y no existe mejor lugar que el Mirador de Rataquenua apenas a dos kilómetros al sur de la ciudad. Desde allí es posible dar cuenta de todo Huaraz además del verdor de sus campos y de sus imponentes nevados. Un punto desde el cual el Huascarán y el Huandoy son presa fácil de los cazadores de imágenes.
Huaylas, callejón de varios baños
El trayecto por el Callejón de Huaylas es quizás uno de los más hermosos que realizan los turistas que llegan hasta esta zona. En todo su recorrido se pueden encontrar hasta dos o tres fuentes de aguas termales, como Monterrey cuya temperatura llega hasta los cincuenta grados. Más de uno ha logrado superar sus dolencias básicamente reumáticas con sólo bañarse en sus aguas. Otro lugar donde uno puede darse un chapuzón reparador es Marcará, a unos treinta kilómetros de Huaraz. Un bello balneario ubicado en medio de un valle que domina el nevado Hualcán.
Cada kilómetro recorrido ofrece una variedad de paisajes impresionantes. En el flanco derecho la Cordillera Blanca domina el espacio con sus pulcros nevados, mientras que en el izquierdo la Cordillera Negra impone su pétrea presencia. Una interminable línea de pequeñas flores amariIlas de la retama y árboles de molle y eucalipto, desfilan interminables a la vista de los turistas.
"Esto me hizo recordar la manera como encontré en 1919 los fragmentos de piedras grabadas en Chavín de Huántar" -escribió Tello, emocionado con el hallazgo. Los trabajos continuaron. El 8 de agosto la primicia del descubrimiento fue publicada en El Comercio de Lima, encolerizando a Tello para quien "los trabajos científicos se realizan modesta y silenciosamente hasta el final, en que se dan a conocer mediante informes especiales".
Días después, el 21 de agosto, finalizaron las excavaciones con el hallazgo de 98 monolitos grabados en la fachada principal del Templo de cerro Sechín, más 76 moldes en yeso y el estudio de todo el yacimiento arqueológico de Sechín Bajo. Luego emprendieron camino hacia Moxeke, donde Mejía Xespe desenterró una de las huacas más antiguas e impresionantes de América.
Desde entonces son varias las hipótesis que tratan de explicar esa imponente construcción de piedra que contrasta con los edificios, templos y ciudadelas de adobe que abundan en toda la costa peruana.
Resulta obvio que los artistas de Sechín utilizaron los bloques de granito que abundan en los cerros de la zona. Julio C. Tello lo asoció de inmediato a la cultura Chavín, pero recientes investigaciones con fechados de radiocarbono realizadas por los arqueólogos de la Universidad Católica de Lima demuestran que su construcción supera los tres mil años de antigüedad.
Según el peruanista Henning Bischoff la obra se remonta al precerámico final. Pero el misterio perdura al contemplar la sobria representación de un guerrero de expresión feroz y rostro tatuado, ataviado con sombrero cónico, taparrabo con adornos (¿plumas?) que caen hasta la rodilla y portando una amenazante hacha.
El templo de cerro Sechín es una visita obligada para los turistas que pasan por Casma, un poblado de 30 mil habitantes dedicados a la agricultura y la pesca artesanal ubicado a 370 kilómetros al norte de Lima.
Su paciente reconstrucción, su museo de sitio y el edificio para investigaciones recibe a diario numerosos visitantes que tratan de interpretar los complejos dibujos grabados en piedra.
Turismo de altura
Luego de nuestro paseo por la historia entre los muros de Sechín reiniciamos el camino por la Panamericana Norte, hasta al desvío en la población de Pativilca para luego completar los 283 kilómetros hasta la ciudad de Huaraz.
Previamente llegamos a la intersección de Catac desde donde se puede seguir por la autopista hasta Huaraz o seguir los caminos carrozables que van hacia el Callejón de Conchucos o hacia Chiquián, corazón de la cordillera de Huayhuash.
Llegar a Huaraz es una fiesta. Niños de mejillas cuarteadas por el frío y el sol se acercan a brindar todo tipo de hospedaje. Casi nos llevan en peso. Pero escogemos uno pequeño, limpio, y necesariamente barato. Previamente, nada mejor que tomarse un "calientito" (emoliente con cañazo) para soportar el frío mañanero y para olvidar el agotador viaje.
Luego nos integramos al modo de vida de los huarasinos. Para ello -como en todos los pueblos del mundo- el mercado es el lugar donde se concentra la vitalidad y riqueza de la vida cotidiana. Así que sentados en una pequeña banca, realizada en madero de eucalipto, pudimos compartir la alegría de su gente, saborear su inolvidable caldo de cabeza, y admirar su colorida vestimenta.
Después de haber realizado una mirada-micro de la vida en Huaraz era necesaria la contraparte, dar un vistazo a toda la capital del departamento. Y no existe mejor lugar que el Mirador de Rataquenua apenas a dos kilómetros al sur de la ciudad. Desde allí es posible dar cuenta de todo Huaraz además del verdor de sus campos y de sus imponentes nevados. Un punto desde el cual el Huascarán y el Huandoy son presa fácil de los cazadores de imágenes.
Huaylas, callejón de varios baños
El trayecto por el Callejón de Huaylas es quizás uno de los más hermosos que realizan los turistas que llegan hasta esta zona. En todo su recorrido se pueden encontrar hasta dos o tres fuentes de aguas termales, como Monterrey cuya temperatura llega hasta los cincuenta grados. Más de uno ha logrado superar sus dolencias básicamente reumáticas con sólo bañarse en sus aguas. Otro lugar donde uno puede darse un chapuzón reparador es Marcará, a unos treinta kilómetros de Huaraz. Un bello balneario ubicado en medio de un valle que domina el nevado Hualcán.
Cada kilómetro recorrido ofrece una variedad de paisajes impresionantes. En el flanco derecho la Cordillera Blanca domina el espacio con sus pulcros nevados, mientras que en el izquierdo la Cordillera Negra impone su pétrea presencia. Una interminable línea de pequeñas flores amariIlas de la retama y árboles de molle y eucalipto, desfilan interminables a la vista de los turistas.
El Callejón de Huaylas es una zona donde a intervalos de pocos kilómetros se encuentran un sinfín de lugares que permiten dar un respiro y relax para el viajero. Por ejemplo, a 27 kilómetros de Huaraz se encuentra la bellísima laguna de Llaca, que nace al pie de los nevados Panrapalba y Occhapalca. Otro de los pueblos más notables del recorrido es Carhuaz a 34 kilómetros de Huaraz y a 2658 metros de altura. Un sol esplendoroso ilumina su pequeña Plaza de Armas, mientras que los lugareños transitan y miran con curiosidad a los turistas.
Veinte kilómetros más allá encontramos a Yungay la ciudad que fue arrasada por el aluvión de 1970. Sólo un par de palmeras y una enorme efigie de Cristo que domina el cementerio, son los únicos objetos de pie en el lugar. Pero siguiendo en la misma ruta llegamos a la famosa laguna de Llanganuco una de las más bellas de las 267 lagunas que encontramos a lo largo del Callejón de Huaylas Unos pequeños botes permiten que los turistas naveguen por la tranquila superficie de la laguna. Incluso es posible ver el destello de las truchas arcoiris cuando saltan sobre el espejo del agua. A los 68 kilómetros al norte de Huaraz encontramos a Caraz apenas a 2250 metros de altura, donde se puede apreciar una pintoresca ciudad deseosa de albergar a los turistas que allí acuden en busca de tranquilidad y solaz.
Cuando el marcador del kilometraje marca los 100 kilómetros de recorrido ingresamos a Huallanca Un privilegiado lugar desde donde se puede apreciar con sobrecogedora admiración cómo se unen las Cordilleras Blanca y Negra para formar el Cañón de Pato, que tiene aproximadamente quince kilómetros de extensión y una profundidad de mil metros.
Ahora, si queremos dar cabida a nuestro interés arqueológico, sólo hay que dirigirnos 35 kilómetros hacia al sur de Huaraz Allí está Recuay Es cuestión de caminar media hora más y encontramos los restos de Pueblo Viejo, quizás el asentamiento humano más antiguo de la zona.
Huaraz aventura
El Callejón de Huaylas es también un gran polo de atracción para todos aqueIlos que gustan de los deportes de aventura. La práctica del andinismo es famosa y de larga data pues los retos están a la vista: coronar los majestuosos nevados de la Cordillera Blanca, que se extienden como una gigantesca columna vertebral del 180 kilómetros de extensión.
El gran sueño de los amantes de montañas sigue siendo el mismo: ascender cada uno de los 6,768 metros del Huascarán. Y por otro lado, observar lo más cerca posible la perfecta pirámide del Alpamayo considerado uno de los picos nevados más hermosos del mundo. Pero además de estas dos montañas existen muchos más que despiertan el bichito de su conquista, como el Huantsán, Huandoy, Chopicalqui, Cacrara y Artesonraju
Pero para los novatos en estos quehaceres de alta montaña pueden iniciarse en el nevado de Pastoruri - Rahupampa Allí uno tiene su primer contacto con la nieve y los 5,220 metros de altura, que provoca más de un soroche entre los incautos visitantes. Pero la experiencia vale la pena.
Las caminatas también han logrado una gran cantidad de seguidores por estos lares. Para ello sólo es necesario equipo mínimo y algo de resistencia, pues existen una infinidad de rutas con diversos grados de dificultad, como aquellos que se realizan en un día, y las más difíciles, que pueden durar hasta diez días seguidos como la ruta de Caraz-Alpamayo
Ahora, si la idea es navegar -preferible entre mayo y setiembre- se puede hacer sobre un bote de hule en los rápidos del río Santa entre los tramos Anta y Yungay. El enfrentarse al río hace correr la adrenalina, más rápido que las aguas mismas.
Parque Nacional Huascarán
Esta zona alberga uno de los parques más importantes del Perú en lo que respecta a reservas biológicas y paisajísticas se trata del Parque Nacional del Huascarán declarado por la UNESCO "Patrimonio Cultural de la Humanidad" y "Reserva de Biosfera. El parque tiene una extensión de 340 mil hectáreas y dentro de ellas se encuentra la famosa Cordillera Blanca. Entre esta cadena cubierta por nieves perpetuas se destaca el Huascarán (6768 metros de altura), el nevado más alto del Perú y la montaña tropical más alta del mundo.
El inventario de especies de flora y fauna es realmente fabulosa. Plantas naturales como el Quishuar las Shacshas Queñuales Rimarima Shakapa Escorponera Huamaripa y Llancahuasi Mucha de ellas utilizadas con éxito por los pobladores de la zona para contrarrestar diversas enfermedades.
Entre los animales se pueden apreciar- aún en estado silvestre- a las ta rucas, venados grises, pumas, osos de anteojos, vicuñas, zorros, patos, gatos montés, vizcachas e infinidad de aves. Es en esta zona donde también se encuentra la famosa Puya Raimondi una cactácea conocida como cunco que puede llegar a medir hasta diez metros de altura.
Veinte kilómetros más allá encontramos a Yungay la ciudad que fue arrasada por el aluvión de 1970. Sólo un par de palmeras y una enorme efigie de Cristo que domina el cementerio, son los únicos objetos de pie en el lugar. Pero siguiendo en la misma ruta llegamos a la famosa laguna de Llanganuco una de las más bellas de las 267 lagunas que encontramos a lo largo del Callejón de Huaylas Unos pequeños botes permiten que los turistas naveguen por la tranquila superficie de la laguna. Incluso es posible ver el destello de las truchas arcoiris cuando saltan sobre el espejo del agua. A los 68 kilómetros al norte de Huaraz encontramos a Caraz apenas a 2250 metros de altura, donde se puede apreciar una pintoresca ciudad deseosa de albergar a los turistas que allí acuden en busca de tranquilidad y solaz.
Cuando el marcador del kilometraje marca los 100 kilómetros de recorrido ingresamos a Huallanca Un privilegiado lugar desde donde se puede apreciar con sobrecogedora admiración cómo se unen las Cordilleras Blanca y Negra para formar el Cañón de Pato, que tiene aproximadamente quince kilómetros de extensión y una profundidad de mil metros.
Ahora, si queremos dar cabida a nuestro interés arqueológico, sólo hay que dirigirnos 35 kilómetros hacia al sur de Huaraz Allí está Recuay Es cuestión de caminar media hora más y encontramos los restos de Pueblo Viejo, quizás el asentamiento humano más antiguo de la zona.
Huaraz aventura
El Callejón de Huaylas es también un gran polo de atracción para todos aqueIlos que gustan de los deportes de aventura. La práctica del andinismo es famosa y de larga data pues los retos están a la vista: coronar los majestuosos nevados de la Cordillera Blanca, que se extienden como una gigantesca columna vertebral del 180 kilómetros de extensión.
El gran sueño de los amantes de montañas sigue siendo el mismo: ascender cada uno de los 6,768 metros del Huascarán. Y por otro lado, observar lo más cerca posible la perfecta pirámide del Alpamayo considerado uno de los picos nevados más hermosos del mundo. Pero además de estas dos montañas existen muchos más que despiertan el bichito de su conquista, como el Huantsán, Huandoy, Chopicalqui, Cacrara y Artesonraju
Pero para los novatos en estos quehaceres de alta montaña pueden iniciarse en el nevado de Pastoruri - Rahupampa Allí uno tiene su primer contacto con la nieve y los 5,220 metros de altura, que provoca más de un soroche entre los incautos visitantes. Pero la experiencia vale la pena.
Las caminatas también han logrado una gran cantidad de seguidores por estos lares. Para ello sólo es necesario equipo mínimo y algo de resistencia, pues existen una infinidad de rutas con diversos grados de dificultad, como aquellos que se realizan en un día, y las más difíciles, que pueden durar hasta diez días seguidos como la ruta de Caraz-Alpamayo
Ahora, si la idea es navegar -preferible entre mayo y setiembre- se puede hacer sobre un bote de hule en los rápidos del río Santa entre los tramos Anta y Yungay. El enfrentarse al río hace correr la adrenalina, más rápido que las aguas mismas.
Parque Nacional Huascarán
Esta zona alberga uno de los parques más importantes del Perú en lo que respecta a reservas biológicas y paisajísticas se trata del Parque Nacional del Huascarán declarado por la UNESCO "Patrimonio Cultural de la Humanidad" y "Reserva de Biosfera. El parque tiene una extensión de 340 mil hectáreas y dentro de ellas se encuentra la famosa Cordillera Blanca. Entre esta cadena cubierta por nieves perpetuas se destaca el Huascarán (6768 metros de altura), el nevado más alto del Perú y la montaña tropical más alta del mundo.
El inventario de especies de flora y fauna es realmente fabulosa. Plantas naturales como el Quishuar las Shacshas Queñuales Rimarima Shakapa Escorponera Huamaripa y Llancahuasi Mucha de ellas utilizadas con éxito por los pobladores de la zona para contrarrestar diversas enfermedades.
Entre los animales se pueden apreciar- aún en estado silvestre- a las ta rucas, venados grises, pumas, osos de anteojos, vicuñas, zorros, patos, gatos montés, vizcachas e infinidad de aves. Es en esta zona donde también se encuentra la famosa Puya Raimondi una cactácea conocida como cunco que puede llegar a medir hasta diez metros de altura.
Fuente: Andares
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