ASOCIACION INTERNACIONAL DE ESCRITORES  INTELCTUALES Y ARTISTAS ATENEO ANDINO
FEDERACION DE ESCRITORES DEL PERU  (FESP)
BODAS  DE PLATA
(1985  – 2010)
ASOCIACION NACIONAL DE ESCRITOTORES,  ARTISTAS E INTELECTUALES DEL PERU (ANEA)
COLABORACION ESPECIAL PARA : “La Revista  HOyC”
ANECDOTARIOINEDITO DE  ABRAHM
CESAR  VALLEJO
Escriben: Plighio Hidalgo Gonzales y Julio  Olivera Oré.
Plighio Hidalgo  Gonzales
Escritor:  Luchador Social, Catedrático Investigador y Presidente de la Asociación  Internacional de Escritores, Intelectuales y Artistas.
ATENEO ANDINO, primer  Vicepresidente de la federación de Escritores del Perú, Secretario General de la  Asociación Nacional de Escritores Artistas e Intelectuales del  Perú.
En las tabernas Vallejo no decaía su señorío. En sus  manos las copas eran como cálices sagrados que habían de apurarse con  reverencia. No contaba en sus ritos las maneras frívolas; y jamás descendió a la  vulgaridad. Manipulaba las botellas y las copas como un  artista.
Era el caballero  cruzado de las bares y cantinas donde acudía abrevar la dosis diaria de fantasía  que le era menester. Su fortaleza física al principio le salvó de las escenas  ridículas de los borrachos. Nunca perdió el equilibrio. Fue el catador más  destacado y también el feligrés más constante del vino. Con que fruición  escanciaba el tinto y con que elegancia lo brindaba, parecía que apurara rubíes  o carbúnculos líquidos.
La pródiga  naturaleza ha otorgado sus mejores galas a la mujer del "Pallasca". Hermosa como  un bouquet de lirios, tiene de la aurora su tinte rosa y del sol el oro mate de  su brillo. La atmósfera le presta su tersidad y ensoñación y la campiña su  refinamiento y elegancia. Esta mujer tiene de lo extraordinario que deslumbra y  de lo bello lo que hace soñar. Sencilla como una flor de jazmín o cristalina  como una gota de agua en el númen de los bardos y el tormento de los enamorados,  era Litta,o mas conocida como la Rita de junco o capuli la dulcinea de Vallejo  por su andar en Cabana, Lacabamba y Shullugay.
Amar a Litta en  este edén es gozar del placer de la felicidad; llevar en el alma la melodía de  su afecto, sentir el efluvio de su belleza y el embrujo de sus caricias,  comprobar que la realidad supera a la fantasía y que el transporte del espíritu  es un estado natural, es una gracia y un portento y también algo así como un  tesoro que habrá de enriquecer toda una existencia.
En la arcaica  escultura griega los dioses sonreían: era el atributo de la divinidad. En la  mujer de Cabana no hay sonrisa sin mirada embelesada, ni mirada enamorada sin  sonrisa angelical. Esta sonrisa es una efusión del ser, la imagen del alma o la  sinfonía de sus más íntimos anhelos. Nada más bello ni más delicado que una  sonrisa. Quien la da se sublima, quien la recibe se embriaga de  felicidad.
El poder de la  sonrisa es aquí inconmensurable. De la música tiene lo exquisito y  extraordinario del preludio; pero más que de la música la sonrisa tiene aquí en  los labios partituras de ósculos que ningún ser humano ha podido instrumentar.  De la pintura tiene los tonos de arrebol que enternecen; pero más que de la  pintura la sonrisa tiene aquí en las mejillas la sonrosada emoción de una  ilusión que ningún pincel ha podido captar.. De la escultura tiene la pureza  emotiva de sus líneas; pero más que de la escultura la sonrisa tiene aquí la  dulzura enigmática del movimiento. De la literatura tiene el poder de la  elocuencia; pero más que de la literatura la sonrisa tiene el sortilegio de un  lenguaje que arrulla y deleita. Aquí una mirada penetra como un lampo de luz y  dice endechas hasta en los arcanos del alma. Es el coloquio de los ángeles y el  verbo de los dioses. Una mirada y una sonrisa que se cruzan forjan más poemas  que todos los recursos de la orfebrería literaria.
Aquí en el punto  de encuentro de dos miradas las almas comulgan mientras las sonrisas orquestan  himnos nupciales. Aquí la sonrisa es el boceto de alguna flor que se nos ha  abierto en el corazón o la luz de alguna ilusión que ha despertado en el alma.  Aquí el sino del ser está en una sonrisa: prodigada ella el destino de los  corazones esta sellado. Es que la sonrisa es la balada del ensueño y la  entelequia del amor.
Litta fue en la  vida de Vallejo una melodía más o una canción más. Buscó en ellas los matices de  la belleza; de algunas tomó el garbo y la sonrisa, de otras acaso sólo la mirada  o la música de su voz o bien la dulzura de la fisonomía. Jamás supo cuantas  fueron sus amadas. De cada jolgorio salía con dos o más citas amorosas. Nunca  hizo ostentación de su fortuna de galán.. Sus amantes le adoraron desde la  veneración religiosa hasta la idolatría.
I.  PELEA DE GALLOS
Corrían los  primeros días del mes de los escritores de 1908 y radica en Wamachuko, donde  cursaba el Tercer Año de Secundaria; vivía en la calle Balta Nº 2 (Calle Lora Nº  18) del Barrio de Cinco Esquinas, en casa de doña Dolores Galarreta. “Cesar, era  alto, flaco, trigueño. Elegante; siempre usaba bastón, el que lo abandonaba para  jugar a las bolitas con los niños”, nos refería en 1974, El Poeta de la  Libertad, Néstor Gastañadui. Diariamente le gustaba repasar sus temas a las  orillas del rio que tronante y encantador desliza sus aguas transparentes y  puras por las casas cercanas, desde los enormes picachos nevados del Waylilas,  que según la actriz y profesora Eda Flor Ccorahuara Pinares, formaba parte de la  Cordillera Blanca, hasta finales del siglo XIX.
Genaro  Gastañadui, que era condiscípulo del mismo salón y año le hacia competencia  desgranando extraordinaria y hábilmente rimbombantes versos versallescos de  corte modernista, para publicarlos en el periódico mural del Centenario Colegio  San Nicolás, o para hacerlos circular en manuscritos, como era costumbre de la  época, entre las mas conspicuas personalidades y de los protegidos de las misas  de famosa provincia.
Una mañana  Genaro publico un magistral soneto, al viejo cuño de Lope de Vega, Calderón de  la Barca, El Marques de Santillana, Francisco de Castillejo, o Luis de Góngora y  Argote, el que, lógicamente despertó naturales celos artísticos en el Ilustre  hijo de Santiago de Chuco, Abraham Cesar Vallejo (1) quien demostrando destrezas  en el cortante estilo irónico volteriano, hábilmente, también  versifico: 
 
“Mi  condiscípulo Geroche
 que  en las ciencias se luce,
 hace  gala de derroche con
 la  mecha que le puse” (2)
Genaro  Gastañadui, lejos de amilanarse ante el aun desconocido genio de la poética  mundial, cogió su plectro y reaccionando de la pulla vallejiana, inmediatamente  hizo circular la cuarteta en serventesio:
 
 
 
 
 
“Santiaguino  Machacón,
 mal  educado y grosero
llevas  en tu imaginación el
 sentirme macho entero”  (3)
1. Con este nombre, hemos revisado algunos  documentos en el Colegio Nacional “San Nicolás” de Wamachuko, en 1974.
2. Aprovechamos nuestra estadía en Wamachuko  para entrevistar al famoso poeta Néstor Gastañadui, hermano menor de Santiago y  Genaro Gastañadui. Él nos refirió que jugaba a las bolitas con Cesar y que había  guardado celosamente este dialogo poético.
3. Ibdm.
II.  EL AMOR INCOGNITO DE VALLEJO
REPUTADOS POETAS VALLEJIANOS,  como Néstor Gastañadui, Demócrito Jara Ampuero, Teófilo Porturas, Alipio  Villavicencio, Emilio Calixtro, Ezequiel de la Vega, Rómulo del Carpio, Fernando  Hidalgo la Torre, Víctor H. Acosta, Juan Espejo Asturrizaga, Atilio Ore Lara,  Félix Reyes Olivos, Darío Chávez de Paz, Oswaldo Espinoza Vivar, Nicanor Paredes  Vasallo(4), todos ellos integrantes de la GENERACION  PELAGATOS, conjuntamente con Alberto Sifuentes López, Enrique  Vásquez Sifuentes, Ciro Manrique Moreno, Roberto Reyes Jaramillo, Máximo Pantoja  Contreras, Danilo Sánchez Lihon, Cesar Acosta Robles, José Sifuentes Reyes,  Carlos Vivar Fernández, Arnuldo Moreno Ravelo, Enrique Sifuentes Reyes y Rómulo  Vela Villalba de la GENERACION CHAMPARÁ y José Cenepa  Honores, Ángel Espinoza C. Néstor D’Arrigo, Sergio Quijada Jara y Julio Ramírez  de ATENEO ANDINO, conservan celosamente en secreto que  “una bella dama de la aristocracia limeña de nombre anónimo” quien se había  enamorado perdidamente del poeta del Dolor Humano, decidió entregarse a Cesar  para tener de el un vástago, pero con una sola condición que la cita se  realizara en una lujosa mansión miraflorina, por la noche y a oscuras, pacto que  con mucha discreción fue aceptada por Vallejo, poco después declaro “haber  vivido aquella coche primaveral en el Edén, al lado de una doncella que la hizo  inmensamente feliz, brindándole su amor sin barreras”. Era el año 1918, cuando a  la sazón era estudiante de Letras e la Universidad Decana de América, que a la  fecha esta cumpliendo 459 años.
III.  VALLEJO EN PALLASKA
LOS  HERALDOS NEGROS
Invitado por un  amigo lakabambino, viajo a la fiesta de San Antonio de Abad el 17 de Junio de  1916, Cesar Vallejo, formidable sorpresa experimento en el arte de las Musas y  la Gracias olímpicas, al conocer y admirar a Grimaldina Pardo, quien era, fina y  delicada tal La Achirana del Inka Pachacutec y encantadora y atrayente como su  “andina y dulce Rita de junco y capulí”. Los presuntuosos pallaskinos, que la  admiraron 
4. Poeta  vallejiano, nacido en Konchukos en 1948. Brillante profesor villarealino,  discípulo predilecto de Haya de la Torre, quien lo considero como uno de los  jóvenes de más talento en Indoamerica, eligiéndolo como dirigente en  1969.
platónicamente  el notarla plagada de bellos encantados la apodaron con mucho ingenio  “HERALDOS NEGROS”, porque era una damisela de lozano y  terso cutis blanco, aterciopelado en que resaltan dos hermosos ojos negros como  el azabache del diamante y de labios humectantes, finos, tersos y de color  carmesí”, lógicamente que Abraham Cesar Vallejo perdió la cabeza por ella a  quien tributo un amor imposible y tal ves al no ser correspondido escribió en  1918 su primer libro: “LOS HERALDOS NEGROS”.  Probablemente, pasando por la Villa de Pampas, los nevados de Pelagatos,  Wachumachay, Rosko Grande y Rosko Chico, en las cercanías de las ocho lagunas de  Pusakocha al descubrir numerosas minas, concibió su novela  TUNGSTENO, en los centros mineros de Kiruvilka y  Tambores, en la Provincia de Wamachuko.
El reputado  Korongino, Doctor Eleodoro Olivera Cortez quien fuera  amigo del poeta, sostiene que “Cesar llego a la Ciudad de Pallaska siguiendo a  la chupa barrio, paisana de Andrés Gavancho, o quizá con el propósito de visitar  la tumba de si abuelo Rvdo. Padre José Ruffo Vallejo, quien se encuentra  enterrado en las catacumbas del precioso templo. El doctor Emilio Encarnación  Gabriel, por su parte, afirma: que “el poeta estuvo en Wandoval, pueblo  pallaskino al que llego a caballo, en medio del aguacero cordillerano, con  sombrero alón, poncho de vikuña y sobre el un poncho de aguas”; ambos, notables  abogados, fueron Jueces de la Provincia de Pallaska. (5)
5. Olivera Cortez fue Juez de Primera Instancia  cuando Pallaska y Korongo, estaban unidas en una misma provincia, Llegó a ser  Vocal y Presidente de la Corte hasta por tres veces consecutivas. En Lima  Ascesor Presidencial y miembro de Prestigiosas Ordenes Judiciales y de Reforma.  Miembro del Consejo Nacional de la Magistratura del Perú
  



