Acontecimientos Culturales En Lima
El día de ayer 27 de Enero, a las 7pm se llevó a cabo la presentación del Cd LILY ORTIZ Y SUS CANCIONES, a cargo del Club Ancash-Lima .Estuvo presidida por el Presidente del Club, y la bienvenida lo dio el señor Marco Olivos, Fiscal de la institución. La presentación del Cd. Corrió a cargo del señor Efraín Rosales Alvarado, quien con criterio personal comentó el trabajo artístico. El público que asistió al evento salió contento especialmente con las interpretaciones de las Hnas. Lily y Laura Ortiz.
Para los que no pudieron asistir al evento transcribimos el comentario de fondo de la actividad.
Presentación del cd “LiLy Ortiz y sus Canciones” en el Club Ancash de Lima 27-Enero del 2011
Efrain Rosales Alvarado
Por sobre todas las cosas, los hombres somos producto del tiempo y las circunstancias, cuyas experiencias nos envuelven en un mar de querencias y deseos, que va más allá de las cosas materiales. Así, somos dueños también de nuestros sueños; de aquellos sueños imaginados que comienza en la niñez y se fortalece en la juventud. De esos sueños que van más allá de acumular bienes materiales, y al cual, en estos tiempos de modernidad son irrefrenablemente cautivadoras y, más veces destructivos. De esos sueños que construyen son los que trataremos en esta oportunidad. Y saben por qué? Porque enaltecen, porque nos eleva sobre nuestra naturaleza y nos hace humanos, sensibles a las emociones y los pareceres, y a la construcción de nuestra identidad. Precisamente esta reunión íntima y cultural está abocada a resaltarla, porque alude a la creación y la interacción humana y cívica.
He sido invitado a esta jornada cultural, justamente para tratar de valorar la actividad creativa y artística de la señora Lily Ortiz Handabaka. Y no puedo hacerlo directamente sino encaro dos premisas importantes. Primero, el lugar en el que nació, creció y maduro esta acción creativa. Y segundo, el linaje creativo de su familia.
Doña Lily Ortiz Handabaka, nace en la ciudad de Carhuaz, bello e idílico paraje, enclavada en el ombligo del departamento de Ancash. Creció en un ambiente familiar acogedor, con el encanto y la alegría de sus hermanas; cuyos padres preocupados por el porvenir de los hijos, priorizaron la formación educativa de cada uno de ellos, como arma secreta para enfrentar el futuro de la vida. La niñez y la adolescencia estuvieron impregnadas de los mejores suspiros y encantadores anhelos de un ambiente provinciano y andino, dejando y recogiendo muestras de su ensoñadora existencia, haciendo de cada calle y sus vecinos una enriquecedora memoria que más tarde las evocaría en su expresión poética. El ambiente pueblerino, provinciano y serrano, tachonado de costumbres y tradiciones a lo largo de todo el año, suscitaron también en ella, embeleso y afecto, llenándose la mente y el espíritu con cada minuto cotidiano de su ciudad natal, donde la aparición del sol por las mañanas, bañando de alegría sus calles y campiñas despertaran su sed innata de recoger todo el paisaje singularmente metaforizado, refrescando con la caída de la tarde el viento fresco que dormirá en la noche, armonizando melodías y cantos que brotaran ilusionadas para amarla. Como notamos, la poetiza y cantautora Lily Ortiz Handabaka, fue y es hija de su tiempo, franqueada por una sociedad estratificada en convencionalismos en el que con inteligente disposición acomodó sus inquietudes estéticas, y junto a sus hermanas inclinarse por la poesía y el canto, como fruto de su espíritu conmocionado, de sus vivencias, expresarlas en cada tema que compuso y que hoy día los escucharemos, aplaudiéndola.
Conocí a la familia Ortiz Handabaka antes del terremoto, el año de 1968, cuando las festividades del mes de setiembre, tomaban un giro popular inusitado con novenas, kellis, chaskiki y karqoki tradicionales (los carhuacinos me entienden). Y no podía ser menos siendo testigo de la circunstancia, en que por azahares del destino entablara una amena conversación amigable con una de las hermanas: Betty, quien abrió su corazón cuando tratamos sobre poesía y su proceso creativo. Unos días después en los pasillos del Colegio Nacional Nuestra Sra. de las Mercedes, me facilitó sus poemas inéditos para leerlos, los cuales unos años más tarde logramos publicarla en una antología a cargo del poeta Abdón Déxtre Henostroza. Con don Víctor Dextre, respetable y amigable padre de la señora Lily, logré hacer migas y comulgar con ciertas preocupaciones por el arte de escribir y la educación de los hombres del campo, a quienes se les llamaba despectivamente “indios”, y para quienes pedía su reivindicación en el consenso nacional por medio de la educación y la cultura; aspectos dejados de lado por la sociedad y la política de entonces. Don Víctor, eminentemente poeta, con el que participamos en diferentes actividades literarias y culturales a lo largo de los innumerables Encuentros de la Asociación de Escritores y Poetas de Ancash (AEPA), fue el que indujo a sus hijas a la creación y al arte. A Betty a construir mundos elevados sostenidos de valores y que alguna vez se logre publicar sus trabajos. A las señoras Lily y Laura, a compartir la inquietud musical por el canto. A quienes los vi y los admiré de lejos, armonizando detalles y solazándose en querencias para ese pueblo amado de Carhuás. En fin una expresión singular: una voz aguda y virginal tomando factura real al lado de una segunda voz, idílicamente melodiosas.
Por esos años, ellas cantaban en trío: Betty, Lily y Laura. Dice la señora Lily que debutaron muy niñas, cuando eran estudiantes del grado primario, con el vals Antuca del compositor ferreñafano Ismael Vallejo, amoldándose creo, desde esa edad al acompañamiento de guitarras; con los cuales ensayaron multitud de veces para sus presentaciones en las famosas veladas literarias que hoy en día han quedado en el olvido; pero que constituyó en esos tiempos en una tribuna artística para formar y delinear espíritus sensibles como el de las Hnas Ortiz Handabaka. Tres generaciones y una misma intención: Hacer del arte musical un continuo peregrinar. Naciendo con ellas, las mañanas juveniles carhuacinas hecha canciones y que logramos apreciarlas por buen tiempo. Pero como todas las cosas bonitas del mundo se esfuman, un día se ausentaron y callaron, viéndolas ya en Lima peregrinar su canto, amenizando restringidas reuniones con sus compañeras de promoción del Colegio Nacional Santa Rosa de Viterbo de Huarás.
Y digo peregrinar porque todo fue ahínco y motivación personal y grupal de ellas mismas, que no pasaron de aplausos y halagos amicales, pero hubiera sido encomiable que Lima los conociera..Sin embargo hoy, por la envergadura del trabajo, requiere ser reconocidas para orgullo regional y nacional.
Bueno. Finalmente, voy a permitirme hacer algunas precisiones cortas con respecto a la obra musical y poética del Cd. que lleva el nombre de LILY ORTIZ: MIS CANCIONES..
Todas el repertorio de este CD, tienen el espíritu melodioso urbano de una ciudad provinciana serrana, parsimoniosa y feraz, por momentos tierno, cuando expresa sus querencias compatibilizando el texto con las notas musicales. Encontramos además quiebres suaves y dulces, heridas quien sabe de nostalgia por el desarraigo y la lejanía, emitiendo suspiros por demás memoriosos. Ahí están el musitar del río, de aquel rio Santa que baña las orillas del Tskaka Kataq y se extiende por las playas de Pukio, Toma y Tinko, donde muchas veces el horizonte se extiende placentera a los ojos del lugareño, del transeúnte, del peregrino o forastero, con acuosos meandros solazando placer; y que la poetiza Lily Ortiz ensalza su nostalgia llena de recuerdos, recogiendo en el aura y el viento de sus ciudad natal.
En cuanto a la poética textual. Todas tienen un profundo cariño por El Callejón de Huaylas, especialmente su ciudad natal: Carhuaz, que como Ática en Grecia, queda testimoniado para siempre su especial afecto, lleno de adjetivos enternecidos, tal vez tremolando una lágrima incapaz de brotar; pero que indudablemente interpreta el sentir general de sus paisanos. Es evidente entonces, como muchas otras obras similares, que el ramillete de canciones presentadas hoy día, están llenas de arte y pasión; marcando la diferencia, por su concepción armoniosamente ejecutada, donde las ideas está concebido con palabras y frases con criterio, más de las veces recurriendo a un ritmo interno, adornada por trazos bellos por demás convincentes y armoniosos.
Abrimos el CD con el tema “Callejón de Huaylas”. Creado en los años de 1989 a 1990, para una actuación en el Club Ancash de Lima. Lugar emblemático para nuestras esperanzas y forjador de nuestros sueños. Sus versos son el recorrido de una mirada estética por el valle, con memoriosos paisajes festivos de sol, en el que las mañanas entibian el frio rumor y los atardeceres se funden en horizontes de arrebol. Pueblos tradicionales delicadamente delineados, a cuyo lugar llama el Edén.
Luego viene “Carhuaz”, composición cuya melodía para concretarse sufre innumerables olvidos hasta que un buen día la autora, viajando en un ómnibus, lo tararea y lo graba al llegar a su casa. Atisbo musical serrano, convertido en belleza en los ojos de la artista. Luego en el proceso vendría el texto con metáforas bien concebidas en el que sobresale, frases como “Hay en tu atardecer huellas de juventud..”; o cuando dice “ Desde aquí con los ojos del alma…” ; persistiendo en esa lejanía que separa y le duele, pero que no tiene más excusas para cantarlo..
“Vivir”. Entre todas sus composiciones, es una nueva temática con un mensaje humano. Más rítmico, sentencioso y esperanzador, con un llamado permanente al amor como la alternativa más juiciosa de la vida. Por eso empieza diciendo: “En un rincón del corazón siempre hay un espacio para amar…”
“Mi Nostalgia”. Tema dedicada a su hermana Betty, recordando la llegada familiar a Carhuaz, en una casa en el actual barrio de Pukio, donde para entonces, los senderos se entretejían de silencios, cortando el paso de los riachuelos. Allí recuerda la casa grande, donde sus días infantiles se llenaron de fraternidad, y en el que desde la nostalgia “..abrirán sus capullos al escuchar tu voz”. Por cierto aquella voz, al lado de ellas, que semejaban un esplendor melodioso de grandiosa factura...
“Ausencias”. Tema inspirado en una amiga entrañable que perdía a un ser querido. Si no es exagerar, es un himno a la soledad en tiempo de vals. Por ello dirá la poetiza: “Sé que voy a llorar cuando sienta tu ausencia”. Y meditando en la pálida verdad proseguirá diciendo que: “En vano el corazón palpita al escuchar la voz de tu recuerdo”. Resignándose inexorablemente a “La luz del alba de cada mañana me dice quedamente que ya no volverá…”
“Adiós Corazón”. Hermoso tema, escrita en segunda persona, en nombre de su padre don Víctor Ortiz, dedicándole sentidos versos a su esposa Fidelma, madre de las Hnas Ortiz Handabaka. Compuesta en el año de 1990. En él que se articulan, hermosas frases de amor, cuya latencia se deja entrever desde el primer verso, cuando dice: “Desde el páramo de mi alma te canto…”, regando de agradecimientos a ese amor imposible que le dejó.
“Paloma del Alma Mía”. Un canto sobre vestigios musicales del sur peruano. Una experiencia musical jalonada de mixtura entre el huayno ayacuchano, cusqueño o tal vez boliviano. Huayno lírico que se presta para la nostalgia y el amor.
“Saludo en Setiembre”. En el año 2009, como toda familia carhuacina, devota de la Virgen de las Mercedes, toman la responsabilidad de pasar la fiesta como mayordomo. Y comprendiendo que cumplirla estaba más allá de los asuntos costumbristas, entre avellanas y kellis, a pedido de su hijo Jorge, conocido más como “Kuki”, logra hilvanar una marinera, cuyo mensaje se apoya en la leyenda que todos conocemos; pero que ella con su talento aprieta las palabras en brevedades logrando su objetivo.
Y “Cuando te conocí”, letra de Betty Ortiz y música de Daniel Alfaro. Texto escrito allá por el año de l968, según narra su hermana Lily, cuando aún joven la poetiza escribía poemas en versos estupendamente bien hilvanados, frustrándose una promesa con su eterna ausencia. Un himno al amor no correspondido, sin embargo capaz de ser expresado con una belleza propia de una talentosa artista.
En conjunto, realmente estamos frente a una obra bien diseñada, en el que el vals retoma su vigencia. Una congratulación compartida al grupo musical, que afiató los acordes y los adornos: los señores “Choby”, Robert Montoro y a su hija. A Pancho y Manuel Patiño artistas de la amistad para con las Hnas. Ortiz Handabaka.
Dejo constancia entonces, mi admiración por este bello trabajo musical y artístico. Invocando a los familiares, amigos y paisanos a que ayudemos a las Hnas Ortiz, Lily y Laura, a que se conozca y se difunda. De la misma manera intercedamos ante nuestros conocidos para que suene en las radios de Lima y los inviten a entrevistas con la posibilidad de presentarse en algún medio.
Saludo y doy la bienvenida al CD LILY ORTIZ: MIS CANCIONES.
(*)Soy testigo, de las circunstancias y el tiempo.
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