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viernes, 10 de febrero de 2012

Tres meses Trabajando por la Cultura



En menos de 3 meses de haber asumido la Dirección del Instituto Nacional de Cultura Ancash, el profesor José Antonio Salazar ha logrado recuperar todo lo que sus antecesores lograron destruir con facilidad y sarcasmo, imponiendo la soberbia, frivolidad e indiferencia a la cultura ancashina, fomentando nuevamente la cultura con permanentes actividades porque él sabe lo que tiene que hacer, gracias a ese trabajo silencio ha comenzado a darle un nuevo rostro al INC Ancash, hoy Dirección Regional de Cultura de Ancash. 

Uno de los grandes pasos dados por José Antonio Salazar Mejía y sin necesitar tarjeta de invitación de nadie, solo cumpliendo su trabajo estuvo presente en el Centro Arqueológico Chavín de Huantar donde guió a varios Ministros de Estado, pero a su vez aprovechó para solicitarle varios pedidos, que ha asegurado pronto se harán realidad.

REUNIÓN CON EL PREMIER
El Director confesó a la prensa que en su reunión con el Ministro Oscar Valdez, aseguró haber llegado a buenos acuerdos, como un mayor presupuesto para la cultura en nuestra región, una movilidad para la Dirección, ya que ésta se perdió en la gestión anterior y otros puntos de interés para el crecimiento de la labor a favor de la Cultura en Ancash.
COMO BUEN HUARACINO: HOMENAJE A SU TIERRA
Mientras gran parte de la población dejaba pasar desapercibido los 189 años de titulación de la "Muy Generosa Ciudad de Huaraz" demostrando su identidad huaracina por eso dijo "Lo que celebramos el 25 de julio es la fiesta cuando Huaraz llega a ser provincia, hay otra fecha importante que es el 29 de noviembre donde Huaraz proclama su independencia; son tres fechas grandes, y el 18 de enero es la tercera, cuando deja de ser Villa y asciende a cuidad". 
De otro lado rindió homenaje a personas ilustres, dedicadas al desarrollo de nuestra ciudad, como el pintor Rogger Oncoy; al periodista Néstor Espinoza; a la empresa DIGEST NAT SAC; que produce alimentos a base de Kiwuicha a la casa hogar "Asociación Arco Iris"; y a la señora Osorio de Torres Timotea, por su participación en los programas sociales. 
RECUPERANDO LA IDENTIDAD CULTURAL
Demostrando que la música es su pasión el Director del INC Ancash, luego de años, puso en marcha el concurso de canciones alusivas al carnaval huaracino a fin de impulsar la participación de niños, jóvenes y adultos y rescatar la esencia del antiguo carnaval huaracino; fortalecer la identidad regional y el acerbo cultural de nuestros pueblos. "El carnaval es una tradición enraizada en lo más profundo del sentimiento local y tiene innegables raíces andinas, además de la recuperación y revaloración de las tradiciones regionales" dijo José Antonio Salazar.
FESTIVAL DE LAS DANZAS ANCASHINAS
Otro de los trabajos realizados en estos dos meses de gestión, resalta el inicio de las reuniones de coordinación para el III festival de danzas Ancashinas 2012 que permitió mostrar las expresiones ancestrales en danzas más representativas da las provincias, donde fue elegido en calidad de Presidente del comité el Director Regional de Cultura de Ancash y junto a otros grupo de personajes de la cultura y arte tendrán la gran responsabilidad de llevar adelante este evento el próximo 18 y 19 de agosto.
En este festival las comunidades rurales demostrarán sus danzas autóctonas, que se realizan en sus fiestas patronales; "Hay que darle énfasis a este tipo de eventos, planificando con tiempo para su realización y se realice espectacularmente; que esta fiesta sea declarada como patrimonio cultural y Huaraz se constituya la capital de la música y danza nativa del Perú" fueron las declaraciones del Director Regional de Cultura - Ancash. 
TALLERES VACACIONES CON ÉXITO
La primera semana de enero el INC Ancash puso en marcha las conocidas vacaciones útiles 2012, con la puesta en marcha de talleres de arte, creatividad y desarrollo personal, la cual culminará el próximo mes de marzo, contribuyendo de esta forma a la educación y la cultura de los niños, quienes con estos programas refuerzan aun más sus conocimientos, creatividad y desarrollo personal.

jueves, 9 de febrero de 2012

Isla Blanca, bodas de plata

Fuente:  Ciberayllu. Ayllón  Publicado:(15 setiembre 2002) 
http://www.andes.missouri.edu/andes/Comentario/RA_IslaBlanca.html
A propósito de las Bodas de Plata del grupo literario de Chimbote
Isla Blanca: privilegiando el fervor creativo y el pensamiento analítico
Ricardo Ayllón  
Para referirse al grupo literario «Isla Blanca» de Chimbote, es necesario tocar en primer lugar aquel suceso que determinó su instauración, nos referimos a la creación de Alborada, la revista que fuera ideada por el escritor Óscar Colchado Lucio junto a Wilfredo Cornejo Ibargüen y otros estudiantes de la otrora Escuela Normal Superior «Indoamérica» de Chimbote. Aquello ocurrió en 1969 y obedeció, estamos seguros, a una serie de acontecimientos culturales propios de ese ritmo social que define en gran medida una posición frente a la literatura.
Maynor Freire, Cristian Reynoso, Ricardo Ayllón,
promo de Ricardo, Gabriel Rimachi. Foto: Ciudad desierta
El año de 1969, recordemos, es paradigmático puesto que es la época en que se cumplen 10 años del triunfo de la revolución cubana, movimiento que produce una actitud restauradora en nuestro continente y otorga un nuevo rostro a Latinoamérica toda. Es ya deducción unánime que los sesentas quedarán como una de las más agitadas décadas de la historia del orbe: son los años culminantes de la llamada Guerra Fría, episodio de la historia en que el capitalismo demuestra de manera enérgica su decisión de no ceder terreno, tal como lo hiciera en Vietnam, o coronando su dominio global al rebasar literalmente las fronteras del planeta cuando, justamente en 1969, logra conquistar la Luna. En el Perú, comienza a regir el llamado Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas a partir de una clara aunque descolorida actitud reformista; y José María Arguedas, uno de los escritores que había conseguido sincerar el espíritu de la narrativa nacional distinguiendo el espíritu íntimo del ande en sus novelas, se desentiende del mundo pegándose un tiro en la carne para recobrar el alma.
El departamento de Ancash, por su parte, observa pasivamente cómo sus apacibles costas son heridas de muerte con el fenómeno de la explotación pesquera, fenómeno que convierte a Chimbote en la barriada más grande del Perú y en un atractivo caldo de cultivo para sociólogos, escritores e, inclusive, teólogos. Denis Sulmont, Gustavo Gutiérrez y el propio Arguedas, veían nacer en Chimbote la envergadura de sus obras. Dentro de esta turbina social, aparece el primer número de la revista Alborada, impregnada sin duda por la humareda vertiginosa de su tiempo.
No sólo vocero de estudiantes, sino también terreno en el cual comienzan a ser desbordados todos los demonios de la creación, Alborada avanza casi a un número por año, en formato de oficio, e impresa todavía en mimeógrafo. Esta es la época en que Colchado Lucio, sobre todo, empieza a ensayar su prosa desde una labor periodística erigida por entrevistas a importantes actores de la cultura peruana, pero también permitiendo el desfile por sus páginas de una gran variedad de creadores y pensadores nacionales: cartas inéditas de Arguedas; poesía de «Hora Zero»; trabajos de Juan Ojeda, Marcos Yauri, Cecilia Bustamante, Sonia Luz Carrillo, Rosa Cerna Guardia, Wilfredo Kapsoli, Francois Bourricaud, Maynor Freyre, Román Obregón, Gustavo Armijos, Jesús Cabel, Juan Félix Cortez, entre muchos otros, realzan la calidad de la revista.
De esta forma, Alborada se va convirtiendo ya no en el órgano de sólo tres o cuatro escritores, sino de un Chimbote que empieza a reconocerse en sus páginas. Transcurren ocho años y, con toda la madurez ganada, se convoca a un reducido número de escritores chimbotanos para instituir el «Grupo Cultural Isla Blanca. Arte y Liberación», agrupación que desde un principio pondrá en claro sus objetivos. Para ello, es pertinente conocer dos textos reveladores que nos ofrecen importantes luces sobre su grado de autenticidad, su compromiso para con Chimbote y el espíritu ideológico que mueve sus primeras acciones. El primero, es un manifiesto redactado e impreso el mismo mes en que es fundada la agrupación, nos referimos a «Palabras desde el lomo de la isla», cuyas líneas más significativas dicen lo siguiente: «Nuestros versos tienen aroma de algas, consistencia de roca, fuerza de viento, de ola rugiente, de mar embravecido. Queremos que nuestra voz llegue a las caletas dormidas en el tiempo, a los villorrios de tierra adentro, a las calles despobladas de alegría de las barriadas costeras, los caseríos de piedra del Ande, los bohíos de palma del llano amazónico, donde viven nuestros hermanos (…) Somos la conciencia de un pueblo que despierta y dirige sus pasos a la liberación final. Definitiva. Eso es lo que escribiremos. Lo que cantaremos».  
Asimismo, en Alborada número ocho, de junio de ese mismo año, se sientan las bases del grupo con el siguiente anuncio: «Bajo el clima tropical de verano de l977, matizado con las frescas brisas del mar chimbotano, nace una agrupación cultural auténticamente popular que ama la literatura, la poesía y toda creación artística que exprese la realidad integral de este gigantesco puerto que supera ya los trescientos mil habitantes. (…) Pretende así el Grupo constituirse en la expresión genuina y auténtica de la cultura y arte chimbotanos. Tiene así mismo la intención de bregar por la creación y difusión de la poesía, el teatro y la literatura en sí, a través de recitales, exposiciones, fórums, conversatorios y círculos de estudio. Otra de las miras de la referida agrupación es la de estimular la creación literaria en la juventud y la clase proletaria, forjadora de la riqueza y de la producción nacional. La poesía que cultivan es de avanzada y de corte hondamente social. (…) Se espera que en el transcurso de  una temporada a otra se logre contar con un equipo muy dinámico de poetas y compositores que den a Chimbote una fisonomía cultural propia».
Corre la década del 70, y lo que se capta es el espíritu de los trastornos sociales, viviéndose los asuntos políticos con pasión e intensidad, como ocurriera en casi todos los ámbitos culturales. Pero si bien esta característica marca con creces la orientación del Grupo hacia un compromiso ideológico, será a través de la revista Alborada y, conforme pasan los años, que el Grupo dejará entrever cómo este compromiso se encaminará hacia el terreno de lo estético y la investigación. De ello hablan perfectamente sus números dedicados a temas específicos, iniciados a mediados de la década del 80 hasta la actualidad, con tópicos como lo erótico, lo infantil, lo social, lo esotérico, la literatura lúdica, la amorosa, la histórica o la andina.
De esta forma, si de lo que se trata es de privilegiar el fervor creativo y el pensamiento analítico dentro de su conjunta concepción de hacer literatura, Isla Blanca permitirá también vislumbrar este objetivo a partir de una tarea meritoriamente fértil, en la que destaca la participación de sus integrantes en recitales y encuentros de escritores regionales y nacionales, en la difusión de sus trabajos en revistas de otros ámbitos y en un intercambio permanente de publicaciones nacionales e internacionales, así como en la realización de talleres de poesía y en el estudio de la obra de escritores peruanos. De otro lado, el Grupo se verá reforzado con la integración de más afiliados. Si los miembros-fundadores, en febrero de 1977, fueron Óscar Colchado Lucio, Víctor Hugo Romero, Miguel Rodríguez Paz, Wilfredo Cornejo Ibargüen y Pietro Luna Coraquillo, hacia los primeros años de la década del 80 se unirían a sus filas: Víctor Raúl Plasencia, Félix Ruiz Suárez, Saniel Lozano Alvarado, Gustavo Alarcón, Telmo Sora, Jaime Guzmán Aranda y el pintor Julio César de Castilla «Salamandra».  
A mediados de la década del 80, ya Isla Blanca ha sabido ganar terreno en todo el ámbito nacional, erigiéndose como uno de los principales entes que animan la actividad literaria en el país, y, en ese logro, sus integrantes comienzan a decidirse por la publicación personal. Los 80s son los años de los primeros libros, aunque es cierto que ya Colchado había tomado la delantera, trasladándose inclusive a Lima, donde establece su residencia.
No es mezquino mencionar que, hasta el momento, ha sido durante la década del 80 que el Grupo ha conseguido mayor notoriedad, pues para nadie es un secreto el oscurantismo sufrido bajo la dictadura de la década del 90. Además de la publicación de libros, Isla Blanca ve florecer su ámbito editorial a partir de otros proyectos hechos realidad, como la separata de poesía Marea, que continúa en circulación, y la colección poética Vientos de la Isla. En esta vorágine corporativa, el Grupo ha crecido y ve llegar a sus filas destacados y nuevos integrantes. Gonzalo Pantigoso, Marco Cueva Benavides, Antonio Salinas, Adrián Arias, Pedro Rodríguez Ortiz, Leonidas Delgado León, Martha Irene Mejía, Dante Lecca, Brander Alayo, Enrique Tamay, Víctor Sagastegui, Sixtilio Rojas, Gloria Díaz Azalde, Carmen Mimbela y Medalit  Escalante, entre algunos otros, brindan al grupo la novedosa energía de su arte y pensamiento.  
En la difícil lucha que ha significado hacer cultura durante la última docena de años, e intentando hacer frente a esa suerte de crisis consuetudinaria que representa el centralismo limeño, Isla Blanca vio mermada también la aparición periódica de Alborada (apenas un número entre setiembre de 1990 y enero de 1998). No obstante, en estos últimos cinco años la revista ha podido sobreponerse iniciando la reconquista del terreno perdido, mientras que la actividad grupal también se ha visto favorecida gracias a tres principales aspectos: la reciente filiación de nuevos y jóvenes miembros (Antonio Mayucayán, Francisco Vásquez Carrillo, Augusto Rubio y Teófilo Villacorta Cahuide), la puesta en marcha de la colección narrativa «Cuentos de la isla» y la incursión al universo virtual de Internet.
Dueño de un apreciable y productivo itinerario, el actual «Grupo de Literatura y Arte Isla Blanca» cumple 25 años en olor a éxito, 25 años que, sin embargo, no deben olvidar sus miembros que son apenas la edad de la juventud. Queremos sumarnos a las Bodas de Plata de Isla Blanca, para aplaudir no sólo el más serio compromiso que ha existido en Chimbote por instituir una auténtica conciencia literaria, sino además un trabajo que debe ser interpretado como uno de los mejores ejemplos en el Perú de lo que representa la indeclinable apuesta por el trabajo colectivo.

lunes, 6 de febrero de 2012

Cien Años de Soledad. Resumen

Nuestro Invitado: Gabriel García Márquez
Este libro es una pieza fundamental de la literatura latinoamericana del siglo XX y, sobre todo, del llamado Realismo mágico. Gabriel García Márquez formó parte del boom latinoamericano y siempre se ha reconocido como un denostador y critico de las dictaduras en el continente. Cien años de soledad, en su momento, fue importantísimo porque el desborde de fantasía mezclada con la realidad. Es un libro que te envuelve en sus historias y que atrapa tu atención desde sus primeras páginas. Los personajes representan y exaltan las características más crudas y las más grandes del ser humano
Personajes:
José Arcadio Buen día: personaje principal. Es un hombre soñador
e ingenuo. El fundador de Macondo. Un hombre con gran curiosidad
por la ciencia y generoso.
Úrsula: personaje principal. Úrsula es el personaje que tipifica la
realidad de las madres en América Latina. Defensora de su familia y
proveedora de lo necesario. Úrsula es supersticiosa y muy generosa.
José Arcadio: personaje secundario. Lleno de vida y deseoso de
conocer el mundo. Bondadoso y un poco bruto.
El Coronel Aureliano: personaje principal. Aureliano es callado y retraído en su juventud y, más tarde, aguerrido y violento. Imposibilitado para el amor y expresar sus sentimientos.
Amaranta: personaje secundario. Amaranta creció alejada del cariño de su madre y de la atención de José arcadio Buendía. Vivió su vida amargada por el amor no correspondido de Pietro Crespi. Vivió atormentada por la pasión que sentía por su sobrino y el no poder confiar en nadie.
Aureliano Segundo: personaje principal. Cuando era niño se parecía a los aurelianos de la familia: callado, ensimismado e interesado en la platería. Cuando descubre el amor también descubre las fiestas, el derroche. Hombre de buen corazón y muy generoso.  
José Arcadio Segundo: personaje secundario. En su niñez tiene el carácter de los José Arcadios: dicharachero, interesado en los inventos y en las empresas más extrañas e imposibles. Cuando es un hombre, comparte con el coronel Aureliano su interés por la guerra y las causas sociales.
Fernanda: personaje principal. Mujer dura y conservadora. Vive siempre preocupada por las apariencias.
Pilar Ternera: personaje principal. Amante y la mejor consejera de los Buendía. Pilar es una pieza fundadora de las generaciones de los Buendía. Provedora de consuelo y muy generosa.
Petra Cotes: personaje principal. Petra siempre fue la fiel amante de Aureliano Segundo. De buen corazón y llena de pasión y energía.
Aureliano: personaje principal. Aureliano comparte los gustos por la platería como todos los aurelianos. Ensimismado e inocente.
Amaranta Úrsula: personaje principal. Una mujer feliz y llena de vida. Amaranta Úrsula es la que logra cambiar el destino de los Buendía. Vive y muere feliz sin ningún asomo de amargura o soledad.
Argumento:
Esta es la historia de los Buendía, la estirpe que estuvo condenada a vivir cien años de soledad. Los Buendía pudieron descansar en paz cuando nació la primera criatura procreada en el amor verdadero.
José Arcadio Buendía y su esposa, Úrsula, son los procreadores de José Arcadio Buendía, el hijo mayor, y Aureliano Buendía, que más tarde sería coronel y Amaranta, la menor; de estos tres nacerán cuatro generaciones que, de manera cíclica como la historia, se irán relacionando y procreando entre ellos mismos, salvo algunas excepciones. Ésta familia acompañada por otros esposos, mujeres y niños, cruzan la sierra y en un lugar desierto encallado en el caribe fundan el pueblo de Macondo; el pueblo es testigo de la felicidad, de la tristeza, de la fortuna y de la desdicha en donde dignamente, durante mas de cien años, vivieron los Buendía.
Guiado por el asombro y la imaginación, José Arcadio Buendía se trastorna con la magia y las invenciones que Melquíades lleva a Macondo cada año con el circo. La obsesión de José Arcadio por las empresas mas inimaginables y su cercana relación con el gitano, Melquíades, son las constantes que marcaran y confirmarán su destino y el de toda su familia. Las relaciones de pasión-amor-odio más fuertes y destructivas se darán en el transcurrir de cuatro generaciones impregnadas por la superstición, el miedo, la religión, la soledad, la inocencia y la solidaridad. Los nombres se van perpetuando de generación en generación como los lazos carnales entre los primos y las tías, los hermanos y las abuelas, etcétera. Por la vida de los Buendía conocemos la historia de Macondo, del caribe y de América. La devastación de la tierra con la fiebre de los bananos, una guerra civil, la creación de los sindicatos.
Los Aurelianos son pensativos, meditabundos y combativos; Los José Arcadios son parranderos, obsesivos, y, locos, son todos. De estas historias personales que construyen la gran historia familiar nacen y viven los seres más extraños, mágicos y desolados que el mundo allá antes visto.
Capítulos:
1. Muchos años después, el coronel Aureliano Buendía se acordaría de cuando su padre los llevaba, a él y a su hermano, a conocer las maravillas del circo. José Arcadio Buendía amaba la época en que el circo llegaba a Macondo y con él llegaba Melquíades, un gitano extravagante que llegaba al pueblo con los inventos más extraños. Imanes que recolectaban todo a su paso, tapetes voladores y enormes cubos de hielo. Melquíades, a su despedida del pueblo, siempre le dejaba sus tesoros a José Arcadio, él, por su parte, emprendía con ellos las empresas más osadas. Úrsula, su mujer, siempre renegaba e intentaba impedir que su marido gastara el poco dinero, pero siempre era inútil. Los hijos gozaban del circo e igualmente se sorprendían por los inventos y las enigmáticas personalidades que llegaban con él.
2. El criollo cultivador de tabaco, José Arcadio Buendía, estableció una sociedad con el bisabuelo de Úrsula, el negocio fue tan productivo que en poco tiempo hicieron una fortuna. Los lazos de unión entre José Arcadio y Úrsula se estrecharon desde entonces, en el pueblo de Riohacha. La madre de Úrsula se encargaba de atormentarlos con los peligros a los que su descendencia se exponía por el parentesco familiar, eran primos, que había entre ellos. En un duelo de honor, así calificado por el pueblo, José Arcadio Buendía mató a Prudencio Aguilar cuando una noche hacía bromas sobre el matrimonio todavía no consumado por el terror de Úrsula sobre sus futuros hijos. José Arcadio y Úrsula se sintieron culpables por el asesinato, culpa que sentirían hasta en la tumba. Después de largas noches de insomnio a causa del espíritu de Prudencio, los Buendía deciden abandonar el pueblo y fundar uno nuevo: Macondo. Ya instalados en el pueblo que fundó José Arcadio con otros amigos, empezaron las visitas del circo. A la casa de los Buendía llegaba todas las mañanas Pilar Ternera, una jovial y risueña mujer que leía la baraja y ayudaba a Úrsula con las labores domésticas. Con el pretexto del juego, Pilar Ternera inició a José Arcadio en los menesteres del amor; así se inició la relación de la mujer con los Buendía. Tiempo después Aureliano se enteró de la relación que José Arcadio sostenía con Pilar y, se convirtió en su cómplice. Un jueves de enero nació Amaranta y para fortuna de su madre, Úrsula, después de una detenida examinación, era un bebé con todas las partes de ser humano.
3. Pilar Ternera parió a un Buendía, el niño, a pesar de la voluntad de Úrsula, fue llevado a la casa de los abuelos. Le dieron el nombre de José Arcadio y la abuela puso como condición que nunca se le fuera revelado su origen. José Arcadio se volvió una autoridad en el pueblo y nada se hacía sin ser antes consultado con él. Úrsula se encargó de consolidar la economía familiar, y así sería hasta sus últimos días, con su maravillosa industria de galletitas y peces azucarados. Por su parte, Aureliano había dejado de ser un niño y era lo contrario a la imagen de su hermano; Aureliano era silencioso y meditabundo y se había dado al oficio de la platería. Un domingo llegó Rebeca, con los huesos de sus padres en una caja y una carta para José Arcadio. La niña no hablaba, llegaron a creer que era sordomuda y hasta el día de su muerte la llamaron Rebeca Buendía. Descubrieron que Rebeca tenía el vicio de comer tierra y cal de las paredes; después de los esfuerzos de Úrsula dejó de hacerlo y comenzó a hablar. Con la llegada de nueva gente a Macondo llegó la enfermedad del insomnio y, más tarde, la peste de la memoria. Los habitantes del pueblo pasaban noches sin dormir y se estaban olvidando de su historia y hasta de los nombres de las cosas. De todo los curó Melquíades.
4. La casa fue remodelada y creció tanto como la familia. Rebeca y Amaranta se habían convertido en adolescentes y Úrsula decidió hacer una gran fiesta para ellas. La abuela mandó llamar a Pietro Crespi, un bailarín del cual se enamorarían las dos niñas. Amaranta cultivó un rencor por Rebeca que se llevaría hasta la tumba. Llegó al pueblo la familia Moscote, los padres y siete bellas hijas. Aureliano conoció a Remedios Moscote y quedó enamorado perdidamente de su candidez, la niña tenía nueve años. El dolor y la amargura se instalaron en casa de los Buendía cuando Pietro Crespi dejó el pueblo, Rebeca, por su parte, se queda sufriendo silenciosamente. Aureliano es el único que la comprende pues sufre del mismo mal de amor. Pilar Ternera se entera del amor que Aureliano le profesa a la menor de los Moscote y consigue que la niña acepte casarse con él. El matrimonio es aceptado bajo la condición de que Rebeca también cumpla su deseo de casarse. Amaranta la amenaza con impedir su boda, si fuera necesario, hasta con su propia muerte. Melquíades, el viejo sabio, se murió y José Arcadio se negó a enterrarlo. A l viejo José Arcadio se le iba el tiempo inventando mecanismos y estudiando los libros de Melquíades, fue perdiendo el interés por el mundo, excepto por el laboratorio que le dejó el gitano. Una tarde, José Arcadio entra en un estado tan alterado de locura que Aureliano, ayudado por diez hombres, tuvo que amarrarlo al castaño.
5. Aureliano y Remedios se casaron un domingo, Rebeca estaba muy triste por la demora de Pietro. El señor Moscote llevó un padre a Macondo que, más tarde, se daría a la tarea de edificar un templo que tardaría más de quince años en ser terminado. Amaranta, queriendo impedir la boda, propuso que la boda entre Rebeca y Pietro se realizará cuando el templo hubiera sido terminado. Hubo un nuevo y definitivo aplazamiento, la muerte de Remedios; una madrugada fue encontrada en un mar de sangre y con un par de gemelos atravesados en el vientre. Úrsula dispuso un duelo de puertas y ventanas y Rebeca volvió a comer tierra. Una tarde apareció un hombre enorme, de grandes músculos y el cuerpo curtido de sal, era José Arcadio que, muchos años atrás, se había ido con los gitanos. Rebeca descubrió en Arcadio el amor y se olvidó de Pietro. Aureliano se integra a la guerra civil, en muy poco tiempo es nombrado coronel.
6. Aureliano se aleja de Macondo, se convierte en un hombre mítico; en el pueblo se tienen noticias suyas por medio de los 17 hijos que tuvo durante la revolución. Arcadio, el nieto de José Arcadio, sigue los pasos de su tío, pero se convierte en un dictador, Úrsula lo desprecia. José Arcadio, que sigue amarrado al castaño, había perdido todo contacto con la realidad. Rebeca y José Arcadio se van de la casa pues, según Úrsula, son la deshonra de la familia. Amaranta y Pietro Crespi inician una profunda amistad que, más tarde, se convertiría en amor. Pietro le pide a Amaranta que se casen y ésta se niega rotundamente; el dolor se le vuelve insoportable y, al poco tiempo, Pietro Crespi se corta las venas. Amaranta se refugia en la costura y el hermetismo. El carácter firme de Rebeca convierte a José Arcadio en un manso hombre de trabajo. En la guerra, Arcadio es aprendido y fusilado pidiendo, como su última voluntad, que su hijo sea llamado José Arcadio y Úrsula si fuera niña. 
7. La guerra había terminado pero el coronel Aureliano Buendía estaba condenado a muerte. La noche de su fusilamiento José Arcadio Buendía, rifle en mano, rescató a su hermano. El coronel y seis hombres volvieron a la guerra, dejaron Macondo para seguir la revolución. Una buena tarde llegó el telégrafo a Macondo. Rebeca y José Arcadio vivían apartados de su familia; sorpresivamente, un hilo de sangre atravesó el pueblo, desde la casa de Rebeca hasta la casa de Úrsula, la madre supo que habían matado a su hijo José Arcadio. El coronel Aureliano volvió a Macondo acompañado de su compadre Gerineldo Márquez. Gerineldo estaba enamorado de Amaranta y la visitaba todas las tardes. Úrsula le pidió a Amaranta que se casara con el coronel, ésta se indigno y, aseguró, que nunca se casaría.
8. Amaranta observaba a Aureliano José, hijo del coronel, desde su mecedor. Su sobrino había dejado de ser un niño y se resistía a dormir lejos de ella por temor a la lluvia, de juegos inocentes pasaron a quitarse las ropas, intercambiaron caricias y se perseguían por todos los rincones para amarse. Un día, cuando Úrsula casi los descubre, Amaranta salió de su fascinación y terminó de tajo con Aureliano José. El sobrino moriría enamorado de Amaranta. La vida en la casa cambiaba según los ánimos y las circunstancias de los habitantes. Una noche, cuando Aureliano José se paseaba desarmado por los antros, y en el contexto de una guerra, un capitán del gobierno lo asesinó de tres tiros. El coronel Aureliano Buendía volvió a Macondo acompañado por todo su regimiento. Úrsula descubrió, a pesar suyo, que su hijo había perdido el corazón en la revolución.
9. Llegaron a Macondo seis abogados, representantes del gobierno, en busca de el coronel Buendía para firmar ciertos acuerdos. Se firman los convenios aún cuando los abogados y el coronel reconocen que la revolución se ha convertido en una disputa por el poder. Después de veinte años de guerra, el coronel le pide ayuda a su amigo Gerineldo Márquez para acabar con la revolución donde, también, había perdido la vida y ahora le resultaba vacía. El coronel, para felicidad de su madre, vuelva a ser el hombre de la casa de los Buendía. Muchos años después, cuando el coronel seguía buscando poner fin a la violencia fue mal herido. Meses después se recuperó.
10. Santa Sofía de la Piedad había sido la mujer de Arcadio, tuvieron dos varones: Aureliano Segundo y José Arcadio Segundo. Los niños fueron tan parecidos cuando eran niños que hasta su misma madre los confundía. Aureliano Segundo se dio a la tarea de descifrar los pergaminos que Melquíades había abandonado con su muerte, pero una tarde, el gitano apareció en el laboratorio y se dispuso a transmitirle todo su conocimiento. En cambio, José Arcadio Segundo se dedicó al negocio de los gallos de pelea, Úrsula intentó evitarlo pero no obtuvo ningún resultado. Aureliano segundo conoció a la mujer que lo sacaría de su encierro y con la que compartiría toda su vida: Petra Cotes. A pesar de ser su mujer y después su concubina, la amaba más que a su propia esposa. Con Petra conoció la fortuna y la felicidad y, juntos, se convirtieron en unos despilfarradores y holgazanes. En una feria, donde Remedios, la bella, fue proclamada reina, Aureliano Segundo conoció a Fernanda que, más tarde, sería su mujer.
11. El matrimonio estuvo a punto de terminarse a los dos meses cuando Fernanda se enteró que Aureliano Segundo mantenía la relación con Petra Cotes. Fernanda venía de una familia acostumbrada a la buena vida y a cumplir con las reglas de etiqueta. Todo el tiempo que vivió en Macondo trató de imponer las mismas reglas para los Buendía. Los obligaba a sentarse a la mesa con manteles de lino y vajilla de plata. Fernanda se desvivía por atender la casa y era muy estricta con Aureliano. El hombre, agobiado por la dureza de Fernanda, se entregó al derroche de su fortuna y a vivir apasionadamente con su concubina. Pero, de su matrimonio nació Renata Remedios que, por su belleza e inocencia, sería la perdición de cuanto hombre la mirara. A su regreso de la guerra, el coronel Aureliano se había dedicado a la platería y siempre se le veía en el laboratorio de Melquíades. Una tarde, a pesar de su voluntad, su madre lo obligó a abrir la puerta. El coronel se encontró con 17 hombres que lo reclamaban como a su padre. Los 17 aurelianos se dedicaron a recorrer el pueblo y a disfrutar de los placeres de sus mujeres. Uno de ellos, Aureliano Triste llegó a la casa donde había vivido José Arcadio y después de tirar la puerta, en medio de la neblina, se encontró con Rebeca que le apuntaba con el rifle. Rebeca había estado encerrada desde la muerte de José Arcadio y estaba convertida en una anciana. Aureliano Triste había heredado el gusto por las empresas casi imposibles pero era afortunado en los negocios y, una buena tarde, decidió llevar el ferrocarril a Macondo.
12. Llegó a Macondo la luz, el cine, muchas novedades. Con el ferrocarril llegó Mr. Herbert y, un día, invitado a comer en casa de los Buendía probó los bananos. Le impresionaron tanto que en los siguientes días siempre se le vio haciendo pruebas y tomando apuntes respecto a la fruta. Después de varios meses llegó a Macondo una avalancha de forasteros que empezaron a construir casas y, más tarde, llegaron sus familias y sus animales. El pueblo se llenó de gente nueva, los gringos se habían asentado en Macondo para explotar la tierra, el banano; y el resto de la gente había llegado Macondo atraídos por las historias que se contaban del pueblo. Mientras el coronel vivía enojado por la invasión, Aureliano Segundo estaba feliz de relacionarse con gente nueva y vivir en una constante fiesta. Remedios, la bella era la única que no se alteraba con los vertiginosos cambios, pero todos los hombres que la miraban se volvían locos o se morían de amor por ella. Una tarde, mientras doblaba ropa limpia, Remedios, la bella, salió volando llevándose con ella unas sábanas. José Arcadio Buendía seguía atado del castaño y en una ocasión, mientras Úrsula lo alimentaba, le confesó su tristeza por la próxima muerte de su hijo Aureliano. El coronel cansado y enojado por la presencia de los gringos, decidió retomar las armas y acabar con ellos, acudió a pedirle ayuda a su amigo Gerineldo Márquez, éste se negó mirándolo con compasión.
13. Con el paso de los años Úrsula estaba perdiendo la vista pero seguía teniendo una energía que le permitía ocultar su vejez. La abuela se guiaba por los olores y por los sonidos y dedicaba su tiempo a la educación de José Arcadio, el hijo de Fernanda que sería Papa. Meme, la primogénita del matrimonio, sería una excelente ejecutante de clavicordio. Llegado el momento, los dos se fueron a continuar sus estudios en el extranjero. En su soledad, Amaranta había empezado a tejer su propia mortaja. Aureliano Segundo seguía siendo más feliz en los brazos de Petra y sólo volvía a la casa cuando sus hijos regresaban de vacaciones. Fernanda, por su parte, les escribía largas cartas mintiéndoles sobre la felicidad que reinaba en la casa. Aureliano Buendía pasaba todo el día recluido en el laboratorio, trabajaba en la platería. El único día que se asomó a la calle fue para ver pasar al circo. Los nuevos visitantes estaban muy lejos de parecerse a Melquíades y sus amigos.
14. Las vacaciones de Meme coincidieron con la muerte del coronel Aureliano Buendía. Meme había terminado sus estudios y se dedicaba a pasear con sus amigas y a tocar el clavicordio todas las tardes. En poco tiempo la casa se llenó de amigas que iban a la costura. Meme sobresalía por su entusiasmo y reanudó una bella relación con su padre que se desvivía por complacerla. Tiempo después, la actitud de Meme fue cambiando y su madre, Fernanda, la sorprendió en varias mentiras. Una tarde, después de días de secreta vigilancia, Fernanda la descubrió besándose con Mauricio Babilonia en la oscuridad del cine. La madre, como era de esperar, la encerró en la casa y le prohibió toda clase de visitas. Meme no parecía sufrir y, al contrario, disfrutaba de pasar horas en su cuarto. Una noche, Fernanda pidió ayuda a la policía para capturar un ladrón de gallinas que estaba en la parte trasera de la casa. Repentinamente, se oyeron unos disparos y Mauricio Babilonia cayó muerto dejando a Meme esperando un hijo suyo. Una mañana Amaranta anunció su muerte y, sin querer confesarse, se acostó en su lecho hasta que cerró los ojos.
15. Aureliano Segundo se distanció, aún más, de Fernanda por la forma en que se comportó con Meme. Años después descubrió lo que su propia esposa había intentado ocultarle, Meme había tenido un niño de Mauricio y llevaba tres años escondido en el laboratorio de Melquíades. Aureliano Segundo se encargó de su educación y lo llamó José Arcadio. Por su parte, José Arcadio Segundo había abandonado los gallos de pelea para trabajar en la compañía bananera, pero después de años de explotación se convirtió en el líder de los trabajadores y formó el primer sindicato de Macondo. El sindicato peleaba contra los gringos y José Arcadio Segundo se vio, muchas veces, en peligro de ser encarcelado. José Arcadio entendió mejor a su tío, el coronel Aureliano Buendía, pero al final de la lucha descubrió que la verdadera razón de ambos era el vació que tenían en el corazón.
16.Llovió cuatro años, once meses y dos días. Nadie podía dejar la casa, José Arcadio Segundo se pasaba el tiempo en el laboratorio platicando con Melquíades y absorto en los pergaminos. Aureliano Segundo esperaba que escampara para ir a casa de Petra. Después de un tiempo, la comida empezó a escasear y Fernanda le exigía a su marido que saliera en busca de víveres. Úrsula aseguraba que se moriría cuando escampara. Fue necesario excavar canales. En esos días se murió el coronel Gerineldo Márquez y el sepelio se vio arruinado por la lluvia. Úrsula se asomó a la ventana para despedirse de él. Aureliano Segundo va a casa de Petra Cotes y la encuentra tratando de salvar las pocas reses vivas que les quedaban. Enojada, Petra le reclama a Aureliano no haber acudido a sus llamados.
17. Dejó de llover y Úrsula se dedicó a restaurar la casa. Aureliano Segundo tomó sus baúles y regresó a casa de Petra Cotes. José Arcadio Segundo seguía estudiando los pergaminos de Melquíades. Con la restauración de la casa, Úrsula se llenó de recuerdos y se esforzó por cumplir su promesa de morir. La mujer, ya en sus últimos días, regresó el tiempo en su memoria y a los nuevos descendientes los confundía con los primeros. Rebeca murió a finales de ese año y Aureliano Segundo se hizo cargo del entierro. Con el diluvio Macondo parecía un pueblo fantasma, estaba deshabitado y todas las casas perecían caerse con solo mirarlas. Amaranta Úrsula, la hija menor de Fernanda, se fue a estudiar a Bruselas. El nueve de agosto, José Arcadio Segundo se murió mientras conversaba con su hermano gemelo. Pocas horas después, Aureliano Segundo dejó de respirar cuando dormía en la cama de Fernanda. Petra Cotes intentó ponerle los botines con los que siempre había deseado morir, pero Fernanda le prohibió la entrada a la casa. Los gemelos fueron enterrados en baúles iguales y volvieron a ser idénticos como lo fueron en la niñez.
18. Aureliano no abandonó en mucho tiempo el cuarto de Melquíades. Había empezado a traducir los pergaminos; Santa Sofía de la Piedad se encargaba de llevarle café, un poco de comida y de cortale el pelo. Desde la muerte de Aureliano Segundo, Fernanda se encargaba de mandar todos los días un canasto con víveres. Así humillaba a quien la había maltratado. Para Santa Sofía de la Piedad el que hubiera pocos habitantes en la casa le permitía descansar, la casa se precipitó en una crisis de senilidad y estaba casi en ruinas. Santa Sofía de la Piedad después de desistir de seguir trabajando, tomó sus pocas cosas y abandonó la casa y a Aureliano con Fernanda. Pasaron los años y Fernanda empezó a disfrutar de los recuerdos, una mañana Aureliano la encontró tendida en su cuarto vestida de reina. Aureliano, deseoso de seguir estudiando, salió a la calle en busca de ciertos libros. Así, Aureliano estaba consiguiendo traducir los pergaminos y empezó a disfrutar de ir a la librería.
19. Amaranta Úrsula regresó en diciembre. Apareció sin previo aviso, con bellos vestidos, hermosos collares y con su esposo. El hombre con quien se había casado era mayor que ella y tenía facha de navegante. Con Amaranta Úrsula llegó la felicidad. Volvió para quedarse y estaba dedicada a la salvación de la casa. Aureliano se mantenía encerrado en el taller y absorto en los estudios. Amaranta Úrsula acabó con las hormigas, revivió las flores, abrió las puertas y las ventanas. Su marido moría de amor por ella y le cumplía todos sus deseos. Una mañana, Amaranta Úrsula entró al taller y empezó a conversar con Aureliano. Amaranta Úrsula gozaba de hacer el amor con su marido sin importarles donde, Aureliano estaba profundamente enamorado de Amaranta. Se lo confesó a Negromante, una muchacha con la que Aureliano pasaba muchas noches. Un día, mientras el marido de Amaranta escribía cartas a sus amigos, Aureliano entró en la alcoba de su tía y la despojó de sus ropas. Lo que empezó en un forcejeo de resistencia terminó siendo un acto de amor y pasión.
20.Pilar Ternera se murió sentada en su mecedor de bejuco. Gastón, el marido de Amaranta Úrsula decidió viajar a Bruselas para supervisar sus negocios. Con su partida, Aureliano y Amaranta Úrsula se dieron a la tarea de amarse. Mientras ella cantaba de placer, Aureliano se iba haciendo más absorto y callado, porque su pasión era ensimismada. De pronto, Amaranta Úrsula recibió la noticia del regreso de Gastón, la mujer le respondió la carta contándole de su amor por Aureliano y, para sorpresa de ambos, Gastón los felicitó y les deseo lo mejor. La feliz pareja estaba esperando un hijo. Aureliano empezó a rastrear su origen pero no encontró a nadie que lo ayudara. Amaranta Úrsula hacía collares de vértebras de pescados, pero nunca encontró quien se los comprara. El niño nació y lo llamaron Rodrigo. Después de cortarle el ombligo, la comadrona se puso a limpiarlo ayudada por Aureliano. Cuando lo voltearon boca abajo descubrieron que el niño tenía cola de cerdo. La comadrona les dijo que podrían cortársela cuando el niño mudara los dientes, Amaranta Úrsula y Aureliano se quedaron tranquilos. Amaranta Úrsula estaba perdiendo mucha sangre y después de varios días se murió. Absorto en su dolor, Aureliano se olvidó de su hijo hasta que Nigromanta acudió para ayudarlo. Aureliano tuvo la revelación de encontrar en los pergaminos la historia de sus vidas y el trazo de su destino. Aureliano descubrió que su familia había estado condenada a cien años de soledad.

miércoles, 1 de febrero de 2012

Los hijos de Hilario

Por Alejandro Mautino Guillén
Macedonio Villafán Broncano (Ancash, 1949) es escritor, crítico literario y catedrático universitario en la Universidad Nacional de Ancash Santiago Antúnez de Mayolo. En 1987 obtuvo el Tercer Premio Copé de Cuento con “Sueños y viajes en las quebradas”; en 1997, el Primer Puesto del Premio Nacional de Literatura Quechua de la Universidad Federico Villareal con el cuento “Apu Kolkijirka”, y es autor del libro “Los hijos de Hilario” (1999). A continuación, una versión resumida de la entrevista a Villafàn. 
En su libro de cuentos “Los hijos de Hilario”, ¿los temas lo fueron escogiendo o usted los escogió? ¿Cómo se articuló su contenido? 
Los temas propios surgen a veces como una suerte de respuesta a la ausencia de temas de otros escritores, como una especie de búsqueda de temas de los que no han hablado otros. En mi caso, fui consciente de que había que diferenciarse de de los que estaban cerca, como Óscar Colchado, o, un poco antes, del mismo Marcos Yauri Montero, o de los maestros Alegría y Arguedas. Vi, por ejemplo, que Óscar Colchado, en “Cordillera Negra”, se había orientado al hombre andino en espacios rurales. Entonces pensé que tenía que hacer algo diferente, pues advertí que había cambios. El hombre del Callejón de Huaylas, por ejemplo, más o menos por la década del 60 empezó a cambiar; se trataba de un campesino andino en transformación, con todas las posibilidades de insertarse en el espacio urbano. Entonces, me dije, acá está el tema, y encontré esta veta de la migración y de la transformación que va sufriendo el hombre andino frente al mundo urbano y la modernidad. 
Usted ha construido personajes que se resisten a la modernidad, pero que sin embargo no quieren ser ajenos a ésta.
Claro, toda transformación es conflictiva, no es fácil. De ahí que, efectivamente, podemos señalar que se trata de marcar los diversos rostros, las diversas instancias, o, si se quiere, las diversas caras de ese prisma en el que se encuentra el hombre andino. Este hombre andino puede transformarse sin sacar el pie del mundo rural, por ejemplo el personaje narrador de mi cuento “Fiesta grande”, o, de repente, en el caso de “Tantas amarguras por ella”, donde los padres buscan aferrarse a su mundo y no quieren que su hijo parta con la ola migratoria hacia la capital. Como tú dices, el hombre andino se ve inmerso en el conflicto de qué hacer ante un universo en que la modernidad atropella e invade su mundo. Yo creo que deben verse las múltiples facetas, los rostros, los conflictos, los diversos modos, y señalar qué avances y qué retrocesos se han producido.
¿Cómo logra configurar el efecto mítico en “Los hijos de Hilario”? 
Bueno, yo pienso que cuando se habla del hombre andino hay que hacerlo desde su contexto cultural, y lo mítico es parte obligatoria de ese contexto. El mito implica un lenguaje, un medio, un discurso de aprehensión del mundo; y pienso yo que un escritor que intente mostrar al hombre andino, necesariamente tiene que llegar al discurso mítico, un elemento que no se puede obviar. 
En su libro inédito “Pequeña nación” noto que la variante de la oralidad mítica e histórica, al final del relato, juega con la ironía, o es, en todo caso, un juego creativo que tiene que detectar el lector. ¿Qué plantea este libro? 
Este libro es, en principio, un proyecto que está en pleno desarrollo. Es una especie de puntas de ciertos icebergs que están en el mar; ahí está la mirada a la época de la Conquista, a los hechos históricos, y su interpretación desde el tiempo actual. La propuesta que estoy trabajando es una especie de visión de historias cortas de lo que es Ancash, pero no en sentido localista lógicamente. Pretendo más bien que sea engañoso. La pretensión es que el libro, a través de la suma en conjunto de los cuentos breves, sea una especie de símbolo de cualquier país latinoamericano, de cualquier región latinoamericana, o, en todo caso, de nacionalidades pequeñas en nuestra Latinoamérica. Aparte de la pretensión de hacer diversas voces, diversos discursos con diversos lenguajes, hay varias y múltiples cosas por ver en estos textos. 
¿Cómo ve el panorama actual de la literatura ancashina, hay un florecimiento responsable o irresponsable? 
Es heterogéneo, la heterogeneidad no en el sentido de Antonio Cornejo Polar, cuando habla del indigenismo, sino en cuanto a niveles. Yo estoy atento a toda la literatura en Ancash, desde los 70, y creo que ese problema persiste. Así como podemos encontrar poetas que se esmeran, que trabajan la palabra, que tratan de tener en cuenta, digamos, el contexto literario de este ciclo, de cómo se está haciendo literatura en otros sitios, hay otros que no piensan en ese problema, no se hacen problemas por eso y, sin embargo, publican libros. Hay gente que sí tiene mucho entusiasmo en que su arte sea duradero y genere discusión y debate, pues necesariamente pasa por una exigencia, por una búsqueda desde algún modo novedoso de escribir o de trabajar la palabra, entonces se van esmerando; pero hay otros que piensan sacar libros y nada más. Pero sucede también que a veces uno va a un encuentro de literatura o sobre literatura, y se encuentra textos con mucho descuido, entonces esa heterogeneidad de niveles persiste. No obstante, hay una tradición que está bien fundada en Ancash; en narrativa, por ejemplo, está cimentada en Zavaleta, en Yauri, en Colchado. Y si esta tradición está bien cimentada, ¿por dónde hay que continuar? Pues por el camino de mantener el nivel para que la literatura de nuestra región concite la atención de otras latitudes.