Comentarios del periodista Reynaldo Trinidad Ardiles , director de AGRONOTICIAS, durante la presentación del libro “CANTO DEL CUCULI ENCENDIDO. EL HUAYNO. LA EXPRESION DE LA CULTURA ANDINA” de Efraín Rosales Alvarado , en el Club Ancash de Lima el día 16 de Julio del 2010 a las 7.30 p.m.y con un auditórium de cerca a cien personas.
Por Reynaldo Trinidad Ardiles ,.
Hay obras de arte que tienen la virtud del amor: basta un golpe de vista para sentir una atracción irrefrenable, que nos hace perder hasta perder el sueño, o un reencuentro casual con para sentir en el corazón que uno no ha dejado ni dejará de amarlo jamás.
Es lo que me sucedió al abrir al azar por primera vez una página del libro de Efraín Rosales Alvrado: sentí que debía leerla de un tirón, como si hubiese tenido un hambre o una sed cósmica, para reabastecer mi alma.
Pues ahí estaban y están todas las melodías que poblaron mi infancia campesina en Pampas Grande natal, y mi posniñez urbana Huarás,”La Muy Noble y Generosa”. Sin embargo muchas de las cuales había olvidado por el desarraigo telúrico y la fragilidad de la memoria.
En consecuencia, mi primera expresión es de gratitud sin márgenes para su generoso autor, porque a casi 60 años de mi nacimiento “El canto del cuculí encendido “ha venido a cubrir un espacio deficitario de mi espíritu; Sin duda igual que en el caso de todos o casi todos los ancashinos que sienten orgullo de haber nacido en la cuna de la agricultura y la cultura del Perú. En esa heredad de valles, quebradas y montañas colosales que cohabitan con el cielo.Ahí donde el sueño y la obra, el canto alegre y la melancolía íntima, el amor sideral y la rebeldía terrenal parecen factores siameses.
Años más o menos, con Efraín pertenecemos a la misma generación. Esa generación en la que Huarás , la capital de Ancash, estando pegada a Lima, la capital de la república, era casi sólo una bella aldea que no conocía la televisión y donde el prodigio de la comunicación social era posible sólo a través de Radio Huarás y Radio Huascarán, cuya máxima estrella era nuestro ahora difunto, pero inmortal hermano Rolando Tarazona Soto.
En dicho escenario, el conjunto tradicional musical de los hermanos Rosales, con Juan en la cabeza, era lo que ahora son los hermanos ayacuchanos Gaitán Castro en el Perú o los Jonas Brothers en Estados Unidos; aunque no un conjunto de moda, sino una agrupación telúrica que perduraría per sécula seculorum en nuestra memoria agradecida, porque los Rosales tocaban y cantaban con el alma; tanto que las serenatas y fiestas más mentadas de Huarás y los Andes ancashinos no podían explicarse sin sus magnéticas melodías. Entonces Efraín, nacido el 18 de febrero de 1944 en Huarás, fluctuaba entre la niñez y la adolescencia, junto a sus hermanos Juan, Daniel…….
No era de imaginar entonces que con el correr de los años Efraín se haría Maestro en el sentido más amplio de la palabra. Pues no sólo se dedicaría a hacer docencia en las aulas, sino en la vida diaria, como educador, investigador, compositor, promotor, creador, comunicador y difusor sin tregua de nuestra cultura entera, con eje en la música, la vibración suprema del espíritu humano.
Para demostrar lo antedicho, basta destacar que antes de este libro Efraín ha publicado….libros, entre ellos: “Itinerario de un viajante”, “Camino rojo del silencio”, “Canción lejana del árbol”, “El olvido y otras proezas”, “Sonrisas del ande”, “Canto del cuculí encendido”; además de entregarnos varios álbumes musicales, de huaynos, chuscadas, valses y yaravíes andinos; algunos de su inspiración y todos empapados por un fervoroso amor a nuestro lar natal.
Por eso mismo, a quienes hemos seguido la trayectoria de Efraín, no nos sorprende este libro que literalmente canta y que con cada uno de sus más de 600 piezas nos invita a echarle un trago para sazonar la emoción de reencontrarnos con nosotros mismos, en la vasta dimensión de constituir un pueblo multicultural y bilingüe en el escenario geográfico más diverso, deslumbrante y sobrecogedor a la vez del Perú.
Aquí, con la virtud de un genuino polígrafo, Efraín Rosales ha levantado el más minucioso registro de la poesía musical ancashina, incluyendo a sus compositores, arreglistas e intérpretes.
Para el efecto, él no sólo ha rastreado bibliotecas y archivos, sino también ha recorrido los mismos pueblos, para identificar con precisión los orígenes y las autorías de cada canción campesina o urbana, en quechua y español, además de sus respectivos géneros o variantes.
En pocas palabras, para producir este libro Efraín Rosales ha ejercitado todos sus valores intelectuales, pero no sólo para darse la íntima satisfacción de entregar a nuestro pueblo un Huascarán de canciones, sino fundamentalmente para fomentar en todos nosotros el amor por la patria del corazón, que es el terruño.
Y esto tenemos que celebrarlo cantando, con la mi misma devoción telúrica que Efraín ha puesto para permitirnos retornar a los tiempos idos y proyectarnos al futuro cabalgados en su vibrante ofrenda.
Muchas gracias
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