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domingo, 23 de octubre de 2011

Sitio arqueológico de Chavín de Huántar aún tienen un 80% por descubrir.


Sitio arqueológico Chavín de Huántar en la provincia de Huari en el departamento de Ancash. ANDINA/archivo

Lima, oct. 21 (ANDINA). El destacado arqueólogo, Luis Lumbreras, sostuvo hoy que apenas un 20 por ciento del complejo prehispánico Chavín de Huántar, constituido por túneles y templos, ubicado a 431 kilómetros al noreste de Lima, ha sido descubierto.
“La idea es descubrir Chavín, parte de Chavín está descubierto, pero son pedacitos, no se ve el templo todavía, aquí mismo está expuesto el 20%, hay un 80% que está detrás de estos muros, rellenos, que hay que excavar”, declaró a  la Agencia Andina.
Ubicado en la Cordillera de los Andes, a un poco más de 3,100 metros sobre el nivel del mar, en la confluencia de los ríos Mosna y Huacheqsa, en Huari, Áncash, resalta por sus esculturas en piedra, con una antigüedad estimada de tres mil años.
Lumbreras, director del Proyecto de Investigación y Conservación de Chavín, destacó la presencia de un canal subterráneo de rocas que recorre los templos del conjunto arqueológico.
“Chavín técnicamente es mucho más de lo que pensamos, por su manejo de agua, piedra, y también de las construcciones”, dijo a su vez el arqueólogo estadounidense, John Rick, quien también está a cargo de la investigación y conservación de este conjunto arqueológico.
“Estamos comenzando a entender cuál es la estrategia de construcción que usaron, por qué están de pie todavía estas estructuras después de más de tres mil años”, agregó.
John Rick refirió que mucho de los “fundamentos” de las sociedades más avanzadas andinas como los Incas, se encuentra en Chavín.(FIN) MDV  

lunes, 10 de octubre de 2011

Ceremonia de presentacion de los Libros:Versos en Prosa para Milgycha,Miscelaneas de Chaskañahui y Flores de Amor,


Los instrumentos que se entremezclan en los trabajos de Olivera, Cárdenas y Navarro son el mito, la magia de lo imaginado, sus relatos viven fuertemente ‘en el reino de la fantasía’ hasta hacerse verdaderos. Son también una fábula generosa que se nos entrega como un don para ser incorporado a nuestra propia memoria y sus imaginaciones. La evocación constante y minuciosa de estas fantasías de un pasado que fue, nos dice sin embargo, “existo”. El testimonio casi reverente de los autores por describir la grandeza y misterio de nuestro suelo, los parajes de nuestro país donde las arenillas del oro reverberaban en la ribera de algunos de nuestro ríos.