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sábado, 20 de septiembre de 2008

Poemas a la Madre

A LAS MADRES ANCASHINAS 

¡Madres Ancashinas! : Dulces como las mañanas de abril;

Serenas y hermosas cual claras tardes del mes de junio;

Yo quiero que junto con mi pluma, el artístico buril

Consagre a las Madres, que acecha el desgarrador infortunio.                                       

`Madres de América!: Ritos del Evangelio de la Vida.

Por eso cantando estoy a la Madre mi mejor canción,

Y se aquieta entonces el gran dolor de la sangrante herida,

Y puedo entonces traducir los ritmos de mi corazón…

 

¡Madres de América!: Auroras dulces de la Juventud;

Simientes fecundas de los entusiastas hombres que pasan

Sonrientes con alma muy agitada de azul inquietud…

¡Rogad buenas Madres que cesen las guerras que todo arrazan!

 

¡Madres de América!: Hermanas de misteriosa sirena,

Árboles del bien son para la felicidad del mañana!

¡Madres de América!: Surcos de nueva civilización,

Para vos los ritmos melodiosos de mi mejor canción!

 

                                                              Lujáni Domunde Maraval

                                                          Julián Edmundo Henostroza

   

    MADRE

 

En este venturoso día azul

Zurcido de flores rojas y blancas;

Día amanecido de raro tul,

Escucha Madre mis palabras francas.


 ¡Madre!, amorosa alfa de Humanidad,

En este día que es flor de los días,

Despojado de humana vanidad

Sólo te ofrendo risa de alegrías.

 

¡Madre amatísima!, pan de mis hambres,

Bendito ser, razón de mi existencia.

¡Madre!, eres del cariño los estambres,

Mientras hago tu altar en mi conciencia.

 

Madre amatísima, agua de mi sed,

sigue regando surcos de mi vida.

Quisiera arpegios de todos los lied

Para cantarte mi canción sentida.

 

¡Madre!, forma de amor sin interés,

Por ser tu Día, sobre este camino,

Te eleva sus cantares mi destino

Repitiendo antiguas formas tal vez.

 

¡Madre!, constelación de mi existencia,

Que iluminas las formas de mi andanza.

Si flotan banderas de mi esperanza

Son por tus consejos de inteligencia.

 

¡Madre!, alfa amorosa de Humanidad;

Sobre mi pecho abierto de emoción,

Revientan las notas de mi canción,

Para decir ¡Madre! Con humildad.

 

¡Madre! Yo que soy solamente un hijo;

Yo, una forma de dolor humano,

Te traigo mi corazón en la mano

Por negras penas hecho un crucifijo.

 

Yo que soy dolor hecho forma humana

Sobre el mundo, qué te podré ofrecer?

Una lágrima más tal vez mañana,

Y me perdonarás el padecer.

 

El tiempo las cosas transformará;

Llegarán ínclitas formas del verso,

Pero tras las locuras del Universo,

¡Oh Madre! Tu nombre no cambiará!

 

                                Lujáni Domunde Maraval

                                    Julián Edmundo Henostroza

   

 

MADRE RECIBE MI ORACIÓN

Madre:

Desde aquella tarde tan triste,

Que en mi cuerpo se hizo dolor

Cuando de la casa saliste,

Lloro la orfandad de tu amor.

 

            Madre:

            Que abandonaste nuestra casa

            Sin decirme nada en tu muerte,

            Hay un silencio que traspasa

            Las rutas de mi amarga suerte.

 

Madre:

Que te llevaste tu calor

Dejando un vacio en la casa

Donde se ha sentido el dolor,

Tu hijo en su lloro  no se cansa.

 

            Madre:

            Que dejaste a tu hijo Edmundo

            Huérfano de tu cariño

            En las orillas de este mundo

            Llorando como un triste niño.

 

Madre:

Que guardé tu cuerpo en la tumba,

En cada octava de mi vista

Escucha mi oración que zumba

Entre las flores que te dejo.

 

            Madre:

            Hoy que te hallas en la Mansión

            Del Señor Todopoderoso,

Envíame tu bendición

En las horas de sollozo.

 

Madre:

Que te fuiste a no volver,

Derramo en cada atardecer

Mi llanto que tu no puedes ver

En mi vía crucis al recorrer.

 

            Madre:

            Recibe mi oración, mi llanto

y mi flor que en tu tumba dejo

En las octavas de mi visita

Al cementerio al atardecer.

 

                                Lujáni Domunde Maraval

                                    Julián Edmundo Henostroza

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